MIEDOS Y MANÍAS | PARTE 4 [1]
A él le gusta caminar a orillas del mar
cada vez que un pedazo de su alma
queda al descubierto.
Le gusta la idea de reinventarse en la playa
y de que el sonido del movimiento de las olas
le repare ese pedacito de él que ya no le pertenece.
A veces le da por escapar al mar
y caminar con los pies dentro del agua salada,
piensa que así sus miedos se irán más deprisa
y se esfumará ese peso que le atormenta.
En verano le da por ir acompañado de algún amigo,
así disimula un poquito su dolor
mientras la brisa le devuelve aquellos recuerdos
que alguna vez le hacían feliz.
Pero cuando llega el invierno
se muestra como es de verdad,
también huye a las orillas del mar
tratando de escapar de la melancolía que le atormenta cada anochecer.
Creo que siempre fue así,
el mar y sus olas le hacen bien,
le distraen un poquito de su realidad
y le sumergen en un sueño que vivió hace poco en el mismo lugar.
Él es así, impredecible como el mar.
¿Qué más se puede esperar de él?
Si cada vez que se aleja así
también se va una parte de mí.
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MIEDOS Y MANÍAS | PARTE 4 [2]
Lo mucho que te echo de menos
y lo poco que te pienso demás.
Ya no recuerdo la última vez
que me perdía entre tantos recuerdos,
especialmente —o específicamente—
en los que aparecías tú.
Hace muchos anocheceres
que dejaste de pasear entre mis pensamientos.
Puede que sea una extraña manera
de decirnos adiós por última vez,
ya que de vez en cuando
buscábamos excusas discretas para nuestros encuentros.
Lo mucho que te pensaba
y lo poco que estabas conmigo.
No encontraba manera de despedirme de ti
ni de los momentos que tenía contigo;
ni de esa absurda manía mía
de dejar que te quedaras,
aguantando que me hicieras pedazos.
Y ¿qué más puedo hacer?
Si cada vez que le susurro tu nombre al tiempo
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[...] hasta que el corazón deje de latir
PuisiNo serán suficientes todas las palabras del mundo para terminar de describir cómo fue que mis latidos dejaron de existir luego de ponerle un punto final a esa historia que parecía infinita. Me ha costado aceptar que no volveré a refugiarme entre esa...