Me hubiese encantado decir que tengo pocas horas de sueño encima porque estuve haciendo algún plan divertido y alocado o algo que me hiciera bien, pero no, porque fue todo lo contrario... Me dediqué a pensar, pensar y sobre pensar absolutamente toda la noche.
El mayor pensamiento que tuve fue que es tan feo estar herida, no saber manejar el dolor o dejar que este nos maneje, eso nos lleva a hacer y decir cosas, que en realidad no somos nosotros, si no, el dolor mismo. Y entre nos, quiero admitir que si lo dije con doble sentido, no solo por Sebastián, con esto me doy cuenta de que llegué a un punto donde hago cosas inconscientemente.
Me tocó afrontar el día, tratar de suavizar las cosas, aunque no debería, porque no dije nada más que la verdad. Al salir de la habitación, me encontré a Julián desayunando y por las ojeras que tenía, me di cuenta de que él tampoco había podido dormir mucho, no sé si debía decir algo o dejarlo estar, pero, lo cierto es que él no me miraba a mí, solo a un punto fijo.
— A mí no me sale fingir que no pasó nada entre nosotros, así que, quiero pedirte disculpas si sentiste que fue un comentario con doble intención, un comentario pasivo-agresivo o algo así.— Yo odiaba que me pidieran disculpas de esa forma porque era una manera de no hacerse cargo, de no tener responsabilidad afectiva, pero, sin embargo, era la forma en la que me salía y al menos lo intentaba, no como él que solía fingir que nada pasaba y ni siquiera intentaba disculparse.— La situación se dio así, era un debate y yo di mi punto de vista, además sabés que cuando yo tenga algo que decirte te lo voy a decir directamente, no me ando con indirectas, me conocés.— Mi tono de voz era suave, quería arreglar esto y creo que esta era la forma correcta de hablar.
— La verdad no, ya no te conozco más.— Murmuró, su voz parecía rota y no era capaz de mirarme, pero estaba dispuesta a arreglar esto, no me iba a dar por vencida. Y menos cuando interiormente sabía que todo era "mi error"
— Bueno, no quiero tocar ese tema ahora, pero hay situaciones, heridas, dolores que nos cambian y nunca más volvemos a ser los mismos. De todos modos, quiero que sepas que te estoy hablando con sinceridad y desde el corazón, como lo hice siempre, ya no quiero discutir, me hace mal, supongo que nos hace mal.— Creo que no había nada más desesperante que buscar la mirada de la persona con la que tratabas de ser sincera y no encontrarla, durante todo el tiempo que hablé me la pasé buscando su mirada y no lograba encontrarla o tal vez, él no lograba poder mirarme, quien sabe.
— ¿Vos te crees que yo no soy consciente de que te mentí, de que se me fue todo de las manos?, ¿te crees que no me arrepiento todos los días, todas las noches antes de dormir de lo que hice? Tengo suficiente conmigo mismo y con mi cabeza, como para que vos me lo estés recordando cada minuto mientras yo encuentro formas de remediar todo lo que pasó.— Siendo sincera, yo nunca me había puesto a pensar en esto que me dijo Julián, siempre me centré en mí, en lo que sentía, pero nunca en como se sentiría él después de hacerlo, ¿Habré sido egoísta? De todas formas, si no pude ponerme en su lugar fue porque él no me dio las razones de por qué lo hizo, entonces todavía sigue siendo muy difícil entenderlo y tratar de justificarlo de alguna manera.
— Es que vos lo estás haciendo complicado, corazón, con una explicación basta y sobra, no necesito nada más que una explicación, quiero entender, entenderte y cerrar este capítulo incompleto de mi vida, que mi cabeza deje de buscar una explicación a lo que hiciste.— Y lo que no dije, es que, necesitaba que me explicara por qué me lastimó de esa forma porque yo lo amaba, y me duele amarlo sabiendo que me hizo daño, me duele saber que a pesar de amarlo tenía que poner barreras y no decirle todo esto porque no sabía si había más mentiras, más verdades o si iba a volver a salir lastimada.
— Me encantaría poder explicarte, pero no puedo, no hoy, no en estos momentos. Pero de verdad te prometo que antes de que los treinta días se terminen yo voy a solucionar absolutamente todo.— Otra vez él con sus promesas vacías, esas promesas vacías que no me servían para admitir que todavía lo amaba, para poder perdonarlo y luchar por nuestra relación, porque yo me estaba aferrando tan fuerte a ella -o a lo que quedaba de ella-, que no sé qué es lo que me duele más. También puedo hacer mención de lo que siento, y lo que siento es que él no pone de su parte para que salgamos adelante. Igual, voy a seguir dándole el beneficio de la duda, nos quedan más de 20 días juntos, espero que sepa aprovechar la última oportunidad que le doy de que me explique, me cuente o me voy a ir de su vida sin mirar atrás. — ¿Te llevo?— Me iba a negar a ir con él por el hecho de que él todavía no se había animado a mirarme a la cara, mirarme a los ojos y ese viaje iba a ser incómodo, detesto las situaciones incómodas y más si son con él.
— Te agradezco.— Él se levantó y se fue, yo aproveché para lavar lo que había quedado sobre la mesa y darme una ducha, intentaba que no se me cayera una lágrima más, intentaba no llorar, pero era imposible, lloraba por todo: por no poder dejar de quererlo a pesar de todo el daño que me causó, también porque yo había usado la prenda de Felipe para recordarme a mí misma las razones por las que lo amo tan locamente, porque quería obligarme a perdonarlo para volver a un lugar al que fui inmensamente feliz, pero para poder perdonarlo, tenía que hacerlo de una forma genuina, por eso tenía que sanar, así el dolor no volvería a hablar por mí y así podría volver a ser completamente feliz con o sin él a mi lado.
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30 días para recuperar(ME).
Teen FictionJulián Ortega y Evaluna Herrera, dos personas separadas por la falta de comunicación, de confianza, de tiempo, de un factor desencadenante pero nunca por falta de amor. ¿El factor desencadenante? Una mentira.