Me gustaría empezar diciendo "Querido diario" para ser súper dramática como en las pelis que veía de chica, pero me acuerdo de que este no es un diario personal, si no, un cuaderno con fines terapéuticos y me calmo... Igual creo que debería ir a lo que nos compete, al motivo por el que decidí escribir, pero no me animo, porque sería admitir y aceptar cosas en voz alta y reconocerlo... esta situación me hace sentir estúpida.
Anoche mi sueño fue tan liviano, que cuando Julián golpeó la puerta por la mañana yo ya me encontraba despierta, pero, no tenía la energía suficiente como para responderle o levantarme a abrirle la puerta. — Evi, ¿estás despierta?— Lo escuché hablar con cautela, por mi cabeza pasó la opción de simular que no estaba, fingir demencia o entrar en negación, la segunda opción me parecía tentadora, no voy a mentir, porque no estaba en condiciones de ser una adulta responsable que se hace cargo de sus sentimientos, sus acciones, sus confusiones. — Evi, ¿estás despierta?— volvió a preguntar y yo suspiré con pesadez sabiendo que tenía que darle una respuesta.
—Sí, me quedé súper dormida.— Mentí resistiendo los impulsos de aclararme la voz, esa acción siempre me delataba cuando mentía. Si empecé las primeras horas del día mintiendo, se podrían imaginar cómo fueron las horas siguientes.
— Estoy por salir, quería saber si querías que te lleve.
— Sí, ¿me das cinco minutos? — pregunté cayendo nuevamente, nunca me había costado levantarme de la cama, pero esta vez parecía que sí, igual no sé qué esperaba, si pasé toda la noche despierta pensando en el casi beso con Julián, en sentirme fatal por dejar caer mis defensas y en sentir que me va a herir nuevamente, o en pensar que estaba equivocada y lo juzgaba mal, si él ya me demostró que me quiere y que se arrepiente de lo que pasó. Todo esto lo salpicó a él también, porque si no puede hablarme de lo que pasó es porque a él también lo lastimó lo que pasó entre nosotros, ahora sé que no nos separamos por falta de amor, nunca hubo falta de amor... Solo falta de sinceridad.
—Evi, yo no tengo problemas en llevarte, pero ¿te podrías apurar? Vamos a llegar tarde y hoy hacemos una excursión al jardín botánico que no me quiero perder.— Su voz parecía una súplica, salté de la cama, agarré el primer vestido del ropero que se me cruzó, ya que pensaba que así iba a hacer más rápido, me puse las zapatillas y me hice una colita alta, salí de la habitación con la mochila colgada y la cara de dormida, Julián rio ante mi apuro.—Voy a ir sacando el auto, lavate la cara y cerrá todo te espero abajo.— No me dio tiempo a responder que ya había salido del departamento, me lavé la cara segundos después y tiré el neceser de maquillaje a la mochila para intentar arreglar mi desastre de cara en el camino a la facultad, de pasada vi que Julián había terminado de empaquetar los libros que debía llevar esta tarde a la librería de mi mamá.
Cuando llegué a la vereda después de haber cerrado todo, Julián me esperaba con el auto en marcha y apenas subí, arrancó.—Heeey, ¿estás loco? Me vas a matar.— Él soltó una risita negando con la cabeza ante mi drama y yo me acomodé mejor en el asiento, me puse el cinturón y empecé a tratar de camuflar las ojeras, yo sentía que él de vez en cuando me miraba de reojo como si quisiera hablar de algo, pero yo había elegido el camino de negación así que preferí simular que estaba muy concentrada en mi maquillaje.
La verdad que yo siempre había ido de frente y con sinceridad en mi relación, nunca hice este tipo de cosas, pero ahora por mi salud mental era mejor tomar el camino rápido y hermoso de la negación, aunque lo de que es hermosa es sarcasmo eh, porque tarde o temprano esa negación que fingiste durante un tiempo termina volviendo y en tu contra, todo se convierte en caos y en tres veces peor de lo que era en el momento de iniciar ese camino, lo sé porque cuando yo conocí a Julián me negué durante mucho tiempo a mis sentimientos y estos volvieron multiplicados.
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30 días para recuperar(ME).
Fiksi RemajaJulián Ortega y Evaluna Herrera, dos personas separadas por la falta de comunicación, de confianza, de tiempo, de un factor desencadenante pero nunca por falta de amor. ¿El factor desencadenante? Una mentira.