Día 3.

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Este día no inició muy bien que digamos, desperté con un terrible dolor en cada pequeño músculo de mi cuerpo y medio desorientada, como si hubiera tomado una de esas siestas que te reinician la vida, como si hubiera tomado alcohol hasta perder la consciencia, todo esto fue gracias a que desperté de golpe por a un sonido de vino de la televisión y ahí recordé que anoche Julián no volvió y aproveché para hacer un maratón de películas con muchas golosinas y helado. Creo que está de más aclarar que me quedé dormida en el sillón, ¿no?

Volviendo al tema de que Julián no volvió anoche después del intercambio de palabras que tuvimos ayer en el que él decidió irse y dejarme con la palabra en la boca, vuelvo a pensar si lo de él es cobardía, egoísmo o ambas cosas. De todas formas, él siempre estuvo pendiente de sí mismo, a tal punto de que una nube de ego lo rodeaba y hacía que yo siempre esté en segundo plano y lo que más me dolía era que yo siempre me preocupaba por él, siempre estuvo en primer lugar en mi vida, y siempre estuve pendiente de sus sentimientos, necesidades y demás. Tal vez, a partir de hoy sería yo quien debería estar en su nube de ego, quien debería tenerlo en segundo plano.

Así que, después de la ducha larga con música que me hacía sentir poderosa, me maquillé y elegí la mejor ropa que podía usar y también había aceptado salir con Iria y Victoria. Luego del trabajo, sería uno de esos planes tranquilos que por ahí hacíamos a mitad de semana y ahora queríamos despedir las vacaciones como debíamos.

Eran las 2 de la mañana del día... bueno, en este momento con tanto alcohol en sangre no recuerdo exactamente qué día es. Desde mi locación secreta (¡siempre quise decir eso!) estoy escribiendo esto y por mi mente pasan los vasos de gin rosa que tomé, y que esto se suponía que iba a ser un plan tranquilo, también recordé que mientras esté involucrada Victoria, el plan tranquilo nunca va a ser tranquilo, siempre se va a salir de control.

Yo no sé en qué momento mi vida se convirtió en un cliché de comedia romántica, terminamos en un karaoke cantando canciones despechadas y desamor estando muy ebrias, canciones solistas y en trío, todo lo que se puedan imaginar se queda corto a lo que vivimos y al escándalo que armamos en ese karaoke cuando Iria se cayó del escenario y su cabeza no dejaba de sangrar, ella reía junto a Victoria, pero juro que yo estaba asustada que todo el alcohol que tenía en sangre se evaporó por un momento. 

—Hola, mi amiga se cayó del escenario en un karaoke.— Tuve que hablar yo, porque si bien, Victoria reaccionó rápido y con sentido común, arrastraba las palabras y se reía muchísimo cada vez que hablaba e Iria, estaba en su mundo, no puedo afirmar si por el alcohol o el golpazo que se dio en la cabeza.

—Primero tienen que llenarme este formulario para que yo pueda ingresarla, además tienen que darme la documentación correspondiente.— Me apuré en agarrar los documentos necesarios del bolso de Iria y llevarlos al mostrador mientras murmuraba cosas, yo había sido amable y la persona de detrás del mostrador no era capaz de devolverme la misma amabilidad.

—Mi amiga se está desangrando y probablemente se haya golpeado la cabeza y a ustedes solo les importa el bendito papeleo, por Dios.— Victoria ni borracha dejaba de tener ese carácter arrollador, la que protestaba ante cualquier cosa que le parecía injusta, la que siempre nos iba a defender con uñas y dientes.— Atiendan a mi amiga o les pateo todo, no importa lo que pase después.— roja de la vergüenza hice que Victoria se sentara y terminé de hacer el ingreso de Iría, probablemente la gente de recepción se haya enterado de que estábamos en un estado de alcoholismo impresionante, aunque pensándolo bien, sobria también era de la misma manera así que, mejor no asegurar nada.

— Iria Santiago—Al escuchar el nombre de mi amiga, las tres fuimos juntas hacia adentro, le explicamos todo lo que pasó y él sonrió, parecía alguien joven.— Entiendo, quien no se ha golpeado la cabeza en un karaoke después de tomar mucho alguna vez.— Bromeó el doctor y soltamos una pequeña risa las 3. Luego nos sacó afuera diciendo que debía curarle el golpe y por ende necesitaba espacio para moverse con total libertad y tranquilidad, pues el consultorio era un lugar muy pequeño.

— Te amo amiga, vas a estar bien.— Victoria le apretó la mano fuerte, la cara del médico era un poema y aprovechó a reír por el dramatismo de mi amiga cuando yo también lo hice, Victoria se mostraba dura y muy pocas cosas la conmovían, pero ella siempre decía que por sus amigas, vivía, mataba y moría. Siempre nos sostenía la mano en tiempos difíciles para no dejarnos caer y siempre nos extendía la misma mano para levantarnos del suelo en caso de que lo hiciéramos.

— No es como si me fuera a morir, exagerada.— Respondió Iria soltando una risa y salimos de la habitación para dejarlo hacer su trabajo. Aparte a través de gestos de mi mejor amiga, sabía que deseaba quedarse a solas con el médico, era muy lindo después de todo.

Y así como al principio dije que este día no empezó muy bien que digamos, tampoco lo terminó muy bien, ahora estoy sentada en la silla de un duro plástico en la guardia de un hospital con una de mis amigas borrachas durmiendo sobre mi hombro y la otra por lo menos dormía en una  cama, debido al golpe en la cabeza y al corte en la frente iba a tener que quedarse al menos toda la noche en observación. No me voy por el simple hecho de que teníamos el juramento de que si llegábamos juntas a algún lugar, nos íbamos juntas, además no quería, ni tenía el valor para verle la cara a Julián y escuchar sus disculpas por ser un idiota o lo que es peor, fingir que nada pasó, pero bueno, en este estado me permito mentirme a mi misma y fingir que hago esto por el juramento que hicimos cuando Iria y yo éramos adolescentes ilusas. 

Juro que esta vez es la primera vez que pienso en Julián en absolutamente toda la noche, bueno, también cuando canté alguna que otra canción de despecho pero eso no es relevante, creo. Aunque desde hoy prometo que nada que se trate de él va a ser relevante en mi vida, y que me tengo que acostumbrar a que nunca se pueden tener las respuestas de todo, por ende, voy a tener que aprender a vivir sin las explicaciones del momento más bizarro, doloroso y vergonzoso de mi vida. 

30 días para recuperar(ME).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora