09. Chamuel

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Tomé con manos temblorosas la pluma blanca que brillaba ante mi rostro, al hacerlo pude escuchar el mensaje que Miguel había encriptado en ella para mí y el Consejo. A estas altura, los cuatro originales deberían haber recibido una réplica exacta de esa pluma.

Quince demonios, que parecían haber evolucionado de nivel bajo a medio, habían capturado en un almacén no muy lejos del hospital de Brooke Alden a un ángel y un bendecido. Por el escaneo de Miguel se decía que las cosas no pintaban para nada bien. Pedía nuevas instrucciones.

El mensaje había sido grabado hacía dos horas ya. Tenía que tomar acción o el ángel no sobreviviría; si bien sus chances eran bajas, eran mejores que las del humano al que habían secuestrado también.

¿Cómo era posible que estuviesen evolucionando? ¿Qué estaban haciendo para lograrlo? El mundo demoniaco era una incógnita en su gran parte para nosotros, sin embargo, estábamos seguros que solo demonios de rango inferior habían quedado fuera al sellar las puertas.

Eso me hacía pensar que había dos opciones, y ninguna era buena.

Uno, estaban haciendo algo para evolucionar su poder.

Dos, demonios de nivel medio habían quedado exiliados en el mundo humano y no lo sabíamos.

Chamuel.

Escuché a Calum llamarme a la distancia, como invocándome. Maldije frustrado por mi mala suerte y decidí responder a buenas antes de que el crío me invocara a la fuerza, eso era doloroso para cualquier ángel que se negara.

—Hola, compañero, escucha un momento: estoy jodido ahora, necesito ir a una misión más importante.

Sus ojos marrones se oscurecieron con descontento y la mandíbula se le tensionó, ahí supe que había elegido muy mal mis palabras. Lancé mi cabeza hacia atrás sintiendo que ese último tiempo nada salía como quería y pateé el suelo tratando de desquitar por algún lado esa sensación que tantas veces me escocía el pecho.

Tomé con fuerza el hombro del chico y cerrando los ojos nos teletransporté con premura hacia donde estaba la humana médium del hospital.

—Ok... pensé que esto sería peor —Calum se mostraba extrañamente sorprendido ante la teletransportación, pensé que al menos se marearía como lo hacía la mayoría de los humanos la primera vez—, ¿qué hacemos aquí?

La mejilla derecha de Calum se alzaba, lo que le hacía contraer un poco los ojos cuando estaba confundido. Su ceño fruncido también me dejaba saber sin palabras que no entendía nada.

—Necesito pedir un favor de la humana esa que te ve.

—¿Naomi?

La enfermera justo llegó cuando Calum la nombró y calibré mi presencia para que ella pudiese verme, pero no en toda mi intensidad. Si lo hacía sin cuidado mi luz sagrada podría dejarla ciega de por vida.

—¿Vienes con compañía, Casper? —comentó como si nada la chica de oscuras ojeras bajo sus ojos. Otra vez estaba en otra de sus interminables guardias y la piel morena que en otro momento podría haber sido tersa, lucía seca y deshidratada.

—Sí, me llamo Chamuel, soy un arcángel. Necesito un favor de ti, pero no lo haré sin darte nada a cambio —pasé mi mano derecha en frente de su rostro; con ese shock de estamina tendría que sentirse como si recién se despertase de una reparadora noche de unas buenas diez horas.

—¿Eh? ¡Oh! —exclamó al sentirse revitalizada de manera sobrenatural—. ¿Y qué es lo que necesitan? ¿Cómo puedo pagar el favor, señor Arcángel? —su cabeza se ladeó a un costado y una sonrisa irónica se plantó en su rostro.

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