16. Brooke

78 23 5
                                    

Una sabe, por definición, que si tienes que preguntar si todo está bien... no lo está. Es así, lo mire una como lo quiera mirar. La voz de Makenna, entrecortada y aguda retumbó en las paredes de mi mente como una pelota que rebota en un laberinto en miniatura. Todos mis sentidos entraron en cortocircuito por el pánico y sentí como si estuviera a punto de ahogarme.

A pesar del miedo que sentía y que amenazaba a cada segundo con paralizarme, no me quedó otra opción más que reaccionar. Creí que todos nos sentíamos así pues un plan tácito se había empezado a desarrollar ante nuestros ojos.

Rose tomó a Makenna en brazos y la llevó al otro lado de la casa argumentando que debía merendar o su mamá la castigaría. Calum atravesó la puerta como quien se lanza a salvar una vida, rápido y sin tiempo de dudar y yo golpeé la puerta que me separaba de mi tía repetidas ocasiones, buscando así poder entablar una conversación.

Para mi decepción y desesperación, ella jamás me respondió. Apoyé mi oído con desesperación contra la puerta marrón que nos separaba y presté suma atención. Los ruidos provenientes del interior eran muy débiles y casi imposibles de reconocer.

Sin embargo, fui capaz de hacerlo al instante. Tía Erin estaba tratando con todas sus fuerzas de ahogar su llanto. Lo pude saber porque esa respiración entrecortada y los gemidos que tu propio cuerpo se negaba a enmudecer eran cosas con las que yo ya venía viviendo desde hacía un tiempo. Un alma en pena reconocía a una compañera en sufrimiento, supuse.

Calum salió hecho una fiera del lavabo. Gesticuló en palabras bastante groseras que Erin estaba sentada en el piso, intentando no llorar. Su cara hinchada por haber sido golpeada. Según Calum, nunca había visto en la vida real heridas así en el rostro.

Sentí como si la sangre de todo el cuerpo se me fuese por el piso. Apreté los puños con tanto odio que sentí el dolor de haberme lastimado a mí misma. Sintiendo que la aversión había ganado ya la batalla interior, dejé que todo el veneno que tenía adentro saliera de una endemoniada vez.

Pateé la puerta con todas mis fuerzas, haciéndola ceder un poco mas no lo suficiente como para abrirla.

—¡¿Brooke?! —Calum gritó con temor al verme así de poseída, pero ya había llegado al límite de mi cordura.

Pateé de nuevo, llena de rencor por la mierda en que se habían convertido nuestras vidas. Un leve grito en el interior me dejó saber que por fin había asustado a mi tía. Corrí en dirección contraria al baño, por el largo pasillo que llevaba a la cocina y al verme a una buena distancia, volví corriendo —tomando envión y fuerzas— hacia donde estaba mi tía.

Golpeé con todas mis fuerzas la puerta, atacándola con mi hombro derecho. Reboté, obviamente, pues era demasiado delgada y poco fuerte como para hacerme paso al baño, mas el grito de dolor que lancé hizo que Erin saliese de una endemoniada vez de su escondite.

La vi, con los pómulos hinchados y un ojo encogido y morado, y lloré como nunca lo había hecho.

—¿Te lastimaste fuerte? —sus ojos almendras se plantaron en mí como quien planta bandera de guerra, mi tía estaba furiosa.

—No tanto...—no llegué a terminar de articular mis palabras de tía Erin me pegó un correctivo en la nuca. De esos que no duelen pero que marcan el límite de tu estupidez para decirte: ALTO.

—Pensé que tú más que nadie respetaría mi deseo de estar sola, Brooke. —espetó mirándome enfadada y preocupada a la vez.

—No seas estúpida, tía, te lo digo con respeto. Estabas preocupando a Makenna como para agregarle unos diez años de vida. ¿Quién mierda te hizo eso? Voy a matar al bastardo.

Almas En JuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora