Capítulo 28. Volver a la vida

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—Los chicos lo han logrado —dice Mortel mirando una de las computadoras conectadas a un sistema de red que montó con ayuda de Rodrigo—. La discoteca es de ellos, y en 4 días iniciarán los operativos y las fiestas, tendremos a Franco y a Ross de los pelos.

—Confío en Luriel y su pandilla —agarro la botella de whisky y me sirvo una raya, también le paso a Mortel.

—¿Ya no crees que es hora de guardar el whisky?

Una risa se me escapa al escuchar esto de los labios de Mortel quien de igual manera agarra el vaso. Lo posa sobre la mesa a lado de su computadora para luego hacerse una coleta con sus cabellos.

—No hay horas para beber de este elixir, Mortel.

—¡Sabias palabras!

Bebemos en silencio, en lo que aprecio el diseño de los chicos, la casa está genial, aunque le hubiera puesto algún que otro ajuste, lo hicieron acogedor.

—El informante acaba de sacar un pequeño anuncio —habla Mortel mientras se enciende un cigarrillo.

—Esos niños rebeldes... ¿Qué dicen?

—Es una amenaza directa a Franco, debe ser porque están decidiendo mudar la sede de La Colmena y abrirla al publico... ¿Qué carajos está planificando Asturia?

—¡Ay Mortel, es obvio! Se está escudándo, va a usar a los nuevos como una tapadera para que no ataquemos así por que así... ese cobarde se cree demasiado inteligente, pero solo es un idiota. Juro que lo quiero muerto ya.

—Ya vas a tener tu vendeta —dice Mortel y se pone de pie. Agarra el vaso de whisky y lo bebe—. ¿Ya sabes algo de tus hijos?

—No, Irama no me está contestando.

Un sonido se escapa de la computadora, una especie de pitido que se hace intenso a cada segundo, reconozco el patrón rítmico luego de unos segundo y miro a Mortel.

—Es el sistema de alarmas —digo—. Aún nos notifica, alguien se escapó del internado.

Mortel arruga su frente, y al segundo se acerca conmigo a la pantalla de la computadora, me siento, bajo mi vaso y observo el monitor.

Es la ventana de la habitación 346. ¿Quién está en esa habitación? Y porqué escapa.

—¿Será alguien del informante? —pregunta Mortel.

—No creo, esos son demasiado cuidadosos, nunca los pude atrapar con mi sistema de alarmas.

Abro el banco de datos, qué descuidado ese Franco, mi usuario sigue habilitado. Ingreso a la lista de estudiantes y veo el nombre de a quien pertenece el cuadro 346.

La ficha de Josefina Golix salta ante mí.

—¿A dónde fue? —pregunto consternado.

—Deberíamos rastrearla.—Mortel me quita del lugar y toma asiento ahora. Voy a ver si es que ellos ya se dieron cuenta, o si podemos cerrar los avisos ¿O crees que a Franco ya le sonó el alarma?

—No creo, no veo que su perfil tenga activado nada de eso, pero quizás a Cariem sí le salte. Comunícate con él... y dile que nosotros nos encargamos.

—Bien —dice teclenado— ¿Luego qué haremos?

—Ir tras ella. Voy a enviar a Aratirí a que la siga, me parece de suma urgencia tenerla bajo el ojo. 

Mortel continúa tecleando, creo que está hablando con Cariem, yo no dudo en invocar a Aratirí, ella parace ante mi, su brillo azul intenso ilumina la habitación y sus ojos se clavan en los mío con mil cuestionamientos. 

Los rebeldes [Libro 4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora