VEINTICUATRO

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Gabriella

Mis ojos se abren mientras grito con todas mis fuerzas, Gonzalo saca la bala de mi hombro sin anestesia. Las lágrimas caen sin control de mis ojos. Mi espalda se arquea y mis uñas se clavan en la mesa de madera en la que me han tumbado. Me duele todo el cuerpo por la paliza que me ha dado Hipólito. Gonzalo ha estado cuidando de mí duarnte horas. No sé por qué lo ha hecho, pero esto me da una oportunidad de ir a por mi hija y huir. He estado pendiente de todo a mi alrededor mientras me cambiaban de habitación, pensaban que estaba inconsciente, sólo estaba fingiendo. Si creían que los golpes de Hipólito iban a debilitarme es porque no me conocen. Dolieron, sí, pero no fueron suficientes para matarme. De camino aquí, he visto una escalera que sube, la salida debe ser por ahí. También he podido averiguar en qué habitación de este lugar está mi hija. La he oído, hemos pasado por delante de la habitación en donde la tienen. También escuché la voz de Jessica, la hija de Hipólito, intentando calmar a mi bambina. En cuanto Gonzalo termine de curarme el hombro, tengo que actuar. No puedo permitirme perder más tiempo. Observo a Gonzalo agarrando unas vendas.

-Voy a vendarte el hombro, tienes que sentarte- dice.

Hago lo que me dice. Mi cuerpo protesta por el movimiento, me duele todo, creo que me duelen hasta las cejas. Me apoyo en mi mano sobre la mesa. Miro la pistola de Gonzalo, la tiene en la funda. Muy cerca de mí. Respiro hondo. No puedo dejar que me vende el hombro, lo tendré inmovilizado y lo necesito para defenderme. Cierro los ojos y cuento hasta cinco.

Uno.

Respiro.

Dos.

Suelto el aire.

Tres.

Respiro.

Cuatro.

Suelto el aire.

Cinco.

Abro los ojos abruptamente. Empujo a un lado a Gonzalo mientras le quito el arma, cae al suelo. Lo apunto con su arma.

-No hagas ninguna tontería- dice.

-Dale saludo a Satanás de mi parte- contesto.

Aprieto el gatillo, la bala va directamente a su frente. Debo darme prisa, alguien habrá oído el disparo. La puerta suena, corro hacia ella y me escondo detrás cuando se abre. Un hombre entra.

-¿Señor Garza?- pregunta- Joder, joder, joder.

Apunto a su cabeza y silbo. Él se gira, aprieto el gatillo nuevamente. El hombre cae hacia atrás. Cojo su arma y salgo corriendo al pasillo. Miro a un lado y a otro para cerciorarme de que no hay nadie. Recorro el pasillo casi cojeando por el dolor en mi pierna derecha. Abro la puerta donde sé que tienen a mi hija y la ciero tras de mí. Jessica se sorprende de verme allí, la apunto con el arma. Mi bambina está acostada en un mugriento sofá. Jessica intenta acercarse a mi hija. Aprieto el gatillo, le doy en el cuello. Jessica lleva su mano a la herida. Pero es inútil, se está desangrando rápidamente. Me acerco a mi hija y la tomo en brazos, miro a mi alrededor, buscando algo para poder llevarla y tener mis manos libres para defendernos. En el suelo hay una especie de bufanda alargada. La tía Yelena me enseñó cómo cargar a un bebé con estas cosas. Me fijo en que hay más cosas para bebés, la loca que se está desangrando en el suelo, realmente pensaba quedarse con mi hija. Hago lo que la tía Yelena me enseñó. Pego a mi hija a mi pecho, paso la tela por debajo de ella y su espalda y hago un nudo en mi espalda. Cuando está bien sujeta, abro la puerta con cuidado, un hombre pasa corriendo por delante de esta habitación. Me pego a la pared y cierro la puerta. Respiro hondo, bajo la cabeza y miro a mi bambina.

GABRIELLA #1 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora