TREINTA Y TRES

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Gabriella

Mi boca está pastosa. Me duele el cuerpo. He tenido un sueño muy extraño. Estaba en el campo con la nonna. Era muy feliz con ella, me empuja a en un columpio que casi tocaba el cielo. Yo le gritaba que me empujara más alto. De pronto una nube negra comenzó a descargar el agua y los truenos. Mi nonna desapareció y en su lugar apareció la figura de un hombre, sentí el miedo recorrer mi cuerpo. Conocía a aquel hombre, el columpio se detuvo. El hombre mostró su malvada sonrisa. Un escalofrío corrió por mi espalda. "Ahora eres mía". Dijo el hombre. Su voz era como la de un demonio, sentí mucho miedo. Intenté correr, pero él fue más rápido y me atrapó. Me tumbó en el suelo y empezó a hacerme cosas malas. Por más que gritaba pidiendo ayuda, nadie venía a salvarme. Siento una lágrima caer por mi sien.

-Papi- susurro.

Me pica la garganta. Tengo sed. Abro los ojos lentamente.

-Esto aquí, piccola principessa- dice mi padre tomando mi mano.

-¿Dónde están mis bebés? No los noto moverse dentro de mí.

Mi padre desvía su mirada.

-Por favor- suplico.

Sus ojos vuelven a mí.

-Rocco y Levka están en la uci de neonatología.

Aprieto los ojos. Mis pobres bebés.

-Están bien, principessa. Son fuertes, la sangre Petrov y la sangre Di Santos corre por sus venas.

-¿Y mi hija y mi esposo?

Mi padre se balancea hacia adelante y hacia atrás. Sus manos tiemblan con las mías. Su nuez de Adán se mueve cuando traga grueso.

-Alek... Él está muy grave. El médico le indujo un coma para ayudarlo a sanar. Pero no mejora. Su... Su corazón está muy débil. El médico no cree que sobreviva.

-No...- sollozo- ¡No!- grito.

El dolor me atraviesa el vientre. Mi padre me quita la sábana de encima.

-No te muevas, piccola. Tuvieron que hacerte una cesárea. Si te mueves la herida se abrirá.

-Mi esposo, papá- lloro- Mi mejor amigo... Por favor, no.

-Por favor, tranquila.

-¡¿Dónde está mi hija!?- grito.

-Aún no la hemos encontrado.

Niego con la cabeza. La puerta de la habitación se abre, mi abuelo entra.

-Nonno- lloro.

-Mi principessa- se inclina para darme un beso en la frente- Debes calmarte. Tenemos a toda Italia buscando a Alexa.

-¿Irina ha dicho algo, Piero?- pregunta mi padre.

-No, nada aún.

-Nonino- lo llamo- Tienes que llevarme con Alek.

-No, debes descansar.

-No, no, no. Por favor. Llévame con él. Me necesita, necesita a su esposa.

Mi abuelo mira a mi padre.

-Llama a la doctora, Piero. Si ella dice que puede, la llevaremos.

Mi abuelo salió de la habitación, miré a mi padre. Su mano aún seguía unida a la mía. Su pulgar acariciaba el dorso de mi mano. La doctora Gallo y mi abuelo entran en la habitación.

-Por favor- dije antes de que ella me negara ir a visitar a mi esposo- Me encuentro bien, necesito verlo.

-Está bien, pero debes tener mucho cuidado, Gabriella- dijo la doctora.

GABRIELLA #1 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora