TREINTA Y UNO

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Gabriella

Las semanas siguientes no fueron mejores. Alexa cada vez estaba más irritable. No volví a ver a Marcos, pero comencé a tener pesadillas con él. Cada madrugada, a la misma hora, me despertaba empapada en sudor, gritando, con la respiración y el pulso agitados. Mi tensión estaba alta, había un riesgo de aborto, la doctora gallo me mandó a tomar un medicamento para relajarme y otro para dormir. No hicieron nada. Mi padre lo intentó con la melatonina, tampoco funcionó. Alek estaba empezando a desesperarse, nuestra relación estaba deteriorándose. Mañana se marcha a Rusia con nuestra hija unos días. Quizás nos venga bien estar separados un tiempo. Decidió llevarse a Alexa con él para que yo pudiera descansar. La doctora Gallo entra en la consulta, tengo la revisión de la semana treinta.

-Tu tensión sigue alta- dice- Si esto sigue así tendré que ingresarte.

Alek aprieta la mandíbula, siento que me culpa por toda la situación. O quizás sea yo la que se siente culpable por todo esto. Marcos sólo está en mi cabeza, he intentado convencerme de que está muerto, porque lo está. Pero lo vi, mierda, era real lo que vi. Nadie quiere creerme. Intenté enviar a unos hombres a investigar, mi padre me lo prohibió. Ni siquiera respetan mi cargo como capo di tutti capi. Odio esto, merezco el mismo respeto que León o cualquier otro hombre.

-¿Qué más podemos hacer?- pregunta Alek.

La doctora Gallo me mira.

-Si ella no pone de su parte, poco podemos hacer.

Una lágrima cae por mi sien. La doctora comienza con la ecografía. Frunce el ceño mirando la pantalla.

-¿Qué ocurre?- pregunta mi esposo.

-Uno de los bebés tiene bajo peso.

-Joder- murmura mi esposo.

-Lo siento- sollozo.

La doctora suspira.

-Voy a mandarte una dieta alta en calorías, eso debería solucionarlo. ¿Estás comiendo bien?

Asiento. La comida no ha sido un problema. Alek va por delante de mí mientras caminamos hacia el coche. Algo comienza a momestarme, me siento expuesta y vigilada. Miro a mi alrededor buscando algo que no sé qué es.

-¡Está allí!- grito cuando vuelvo a ver a Marcos.

Alek gira la cabeza hacia mí, saca su arma rápidamente. Miro a mi esposo y señalo hacia donde está Marcos. Alek mira hacia allí.

-¡No hay nadie!- grita.

Vuelvo a mirar, no está.

-Estaba ahí, lo juro.

-Ya basta- espeta- Basta de esta mierda. Esta misma tarde me llevo a Alexa a Rusia y en cuanto tengas a Rocco y Levka me los llevaré también, necesitas ayuda profesional, joder.

Mi labio tiembla.

-Son mis hijos también.

-No puedes cuidarlos en este momento, malyshka.

Abrazo a mi esposo por la cintura, me da un beso en la cabeza.

-Necesitas ayuda- repite- Alexa... Joder, está siempre llorando. Yo estoy siempre alerta, me despierto contigo por las noches con mi arma en la mano por tus gritos.

Pone su mano en mi vientre. Sé que tiene razón, no sé qué me está pasando. Estoy empezando a pensar que me he vuelto loca. Sólo yo veo a Marcos.

-Vamos a casa, necesitas descansar.

Alek pone sus dedos bajo mi barbilla, levanta mi cabeza y me besa en los labios.

-Te sigo amando y siempre voy a amarte- dice.

GABRIELLA #1 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora