TREINTA Y DOS

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Alessio

Golpeo la pared del pasillo del hospital con mi puño, la sangre cae al suelo.

Un golpe.

Dos golpes

-¡Lo quiero vivo!- grito.

Tres golpes.

Cuatro golpes.

Enzo me agarra por el hombro. Lo agarro por la garganta.

-Lo quiero vivo- repito.

-Suéltame, hermano- dice casi sin voz.

Me doy cuenta de que estoy apretando demasiado. Suelto a mi hermano. Me tiro del pelo por la rabia que me consume. No creí a mi hija cuando dijo que había visto a Marcos Lombardo. Maldita sea. Ella lo vio de verdad, ha estado acechándola, esperando el momento aportuno para llevarse a mi nieta. Mi bambina. Mi hija y mi yerno en peligro de muerte, mis nietos naciendo prematuramente. Quiero hacer correr la sangre. Los Lombardo no tienen escapatoria. Italia ha sido cerrada a cal y canto. Nadie entra ni sale. Las fronteras entre las regiones están vigiladas por los militares. La policía tiene perros de rastreo buscando a mi nieta.

-Cuando demos con él, lo haremos pagar- dice Enzo.

-La vieja es mía- mascullo- Quiero ver cómo su vida se escapa de su cuerpo.

-Es tuya.

-Marcos es mío- dice Yelena poniéndose de pie- Lo quiero para mí. Ha tocado a mi sobrino, a sus hijos y a su mujer. Su muerte y sufrimiento me pertenecen.

Asiento. No podría negárselo y sé que ella lo hará sufrir más de lo que yo podría. Por su cabeza ya corren mil y una formas de tortura. El móvil de Enzo suena, lo toma y contesta la llamada.

-Es Irina- dice poniendo el móvil en altavoz.

-Sólo espero que algún día me llaméis para invitarme a una buena comida- bromea- Tengo algunas cosas. ¿Yelena está presente?

-Aquí estoy, hermana- contesta mi cuñada.

-No te va a gustar lo que tengo.

-Sólo dilo- dice Yelena.

-En los últimos meses han desaparecido más de sesenta mujeres en Madrid. Sus cuerpos aparecieron con signos de violación, abuso físico y tortura.

-Joder, ¿ha sido él?

-Sí. Pero eso no es lo peor.

-Habla, Irina- le digo.

-Todas las mujeres eran rubias de ojos azules. Y lo más enfermo es que todas las autopsias revelan que fueron violadas después de... Joder, esto es asqueroso.

-¿Después de qué?- pregunta Yelena.

-Después de morir. Todos los corazones se detuvieron por el miedo y el estrés provocado, la misma causa de muerte, las mismas lesiones. Fueron... Fueron abusadas por todos lados.

-¡Juro que voy a matarlo!- grita Yelena.

-Hazlo pagar por todas esas mujeres, hermana- dice Irina.

Yelena patea una de las sillas de la sala de espera.

-¿Sabes cómo escapó del almacén donde Hipólito retuvo a mi hija?- pregunto.

-Katya ha estado mirando las cámaras de seguridad de aquel día. Después de que os marchárais, unos hombres entraron y se lo llevaron. Debía de seguir vivo, bueno, obviamente, seguía vivo.

GABRIELLA #1 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora