Capítulo 7: Paranoid, Black Sabbath

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Una morena con mala pinta de ropa y algo manchada, se encontraba batiendo con fuerza una mezcla que Kuvira intentaba ayudarle a preparar... Aunque la verdad era que Korra bajo presión... No era la mejor cocinera. No estaba literalmente bajo presión... Física, pero tenía muy en claro lo que quería, y era cocinar por sí misma para su pareja, ya que siempre que estaban juntas, era Asami quien cocinaba.

—Korra, ¡espera!, vas a- —el recipiente se quebró, y la mezcla cayó con el fondo del tazón al suelo, esparciendo el contenido por los pies de ambas—... Romper el tazón...

—¡Argh! —se quejó, apretando con fuerza la batidora, de no ser porque Kuvira se lo quitó a tiempo, estaría estampado en el suelo.

Korra se cubrió los ojos y suspiró pesadamente.

—Oye, tranquila... A ella le gustará lo que le prepares, ¿sí?... Es... Su forma de decirte que a pesar de que es mejor cocinera que tú, aprecia tu esfuerzo —parecía cruel... Después de todo tenía razón , pero intentaba animar a su mejor amiga.

—Yo- —suspiró nuevamente y la miró con una sonrisa nostálgica—... Solo quiero hacer algo bonito por ella, algo en lo que se vea que me esforcé... No solo en mis pinturas.

—Que quiere comprar como si fueras la artista del año —mencionó esto último con un tono irónico, dándole palmaditas en el omóplato izquierdo.

—Lo sé... Realmente... Es tan linda conmigo... Incluso me pagó el arreglo del auto que tenía en la vieja cochera de los Beifong.

Se trataba de un Dodge Charger que Korra había bautizado como Raava, antes de entrar a la universidad solía conducir en carreras callejeras solo por diversión, pero luego de un pequeñisimo accidente que tuvo con el auto, lo dejó en las amplias cocheras de los Beifong.

—Espera —Kuvira levantó la mirada hacia Korra y sus ojos se entrecerraron—, ¿estás... Haciendo eso solo porque arregló tu auto?

—¡No!... Bueno, en parte sí, pero quiero ser más practica y... Devolverle todo lo que me da... No quiero que nuestra relación sea un setenta y treinta —respondió algo desanimada.

Kuvira se quedó callada, la situación de esas dos parecía un poco más complicada de lo que de verdad mostraban. La de ojos verdes rodó sus orbes y siguió ayudándole.

—Entonces esperemos que este condenado intento de pastel sea de su agrado, quedará del asco por ti, pero por lo menos se lo comerá porque lo hice yo —bromeó un poco, queriendo darle ánimos nuevamente.

La morena sonrió, besó su sien y siguió cocinando, hasta que escuchó su móvil. Se limpió las manos con un estropajo antes de tomarlo, sin ver de quién se trataba.

—¿Hola?

—Veo que por fin tomas mis llamadas —se escuchó del otro lado de la línea, Korra frunció su ceño, alejó el móvil para leer el nombre del contacto y quedó pasmada al percatarse—, ¿qué has estado haciendo que no le respondes a tu novia? —preguntó la azabache con un tono bastante burlón.

¡No-no es que no quiera responder!, ni siquiera me di cuenta que estaba sonando, ¡te lo juro! —trató de explicar, con la ansiedad creciendo en su interior, puesto que no quería tener malentendidos con Asami.

Tranquila, solo bromeaba... Aunque sí te llamé cinco veces, cariño... ¿Qué estabas haciendo?

—Pues... Verás... Uhm...

Kuvira se percató del "problema" que se metió Korra y negó con la cabeza, la abrazó por los hombros, quitándole el móvil.

—Hey, Sato, ¿estás ocupada hoy? —preguntó Kuvira.

  𝔻𝕖̀𝕛𝕒́ 𝕍𝕦 •𝕂𝕠𝕣𝕣𝕒𝕤𝕒𝕞𝕚•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora