Capítulo 9: Close, Nick Jonas - Tove Lo

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—De todas las personas en esta ciudad, a la que menos esperaba encontrar en este lugar, eras tú —a pesar de que no tenía una buena relación con ella, Asami permanecía tranquila.

—No sabía que los perros podían hablar —se burló de la azabache mayor, riéndose fingidamente.

—Hija de- —Kuvira detuvo a Asami, con un brazo en medio de ellas, que separaba las manos de Asami del posible saco de boxeo.

—¿Qué haces aquí? —cuestionó Kuvira.

—Solo vengo a ver el vecindario, es todo. Parece un lugar muy agradable para vivir en tu período universitario... Si solo mantuvieran a los perros con su bozal y amarrados —trataba de provocar a la kappa.

«¿Acaso quiere que Asami la asesine?» pensó Kuvira, suspirando un poco.

La tomaron con fuerza del cuello de la camisa, chocando su cuerpo contra la pared del pasillo. Y la sigma, se sorprendió bastante al ver que fue Kuvira quien lo hizo, en lugar de su "adversaria". Ya estaban lo suficientemente estresadas por la pérdida de Korra como para soportar más estupideces por parte de la otra.

—Si solo vienes para provocar a Asami, puedes hacerlo otro día, no veo por qué venir en la madrugada a molestar, Katar —apretó el agarre del cuello y comenzó a emanar feromonas.

—Es una de mis... Metas, Kuvira —se burló aún estando en esa situación, y trató de apartar a Kuvira, era muy obvio que no lo logró.

—Habla ya, que no tengo paciencia para regalar.

—Debería llamar a tu secretaria para agendar una cita- —Katar se quedó callada en cuanto vio el puño de Kuvira clavarse en la pared, dejando allí un hueco profundo—... Ack-

—Es la última vez que lo pregunto... ¿Qué haces aquí?

—¿La verdad?... Es que me enamoré de ti y quiero tener algo serio contigo- —de solo ver la expresión que puso, negó con la cabeza mientras movía las manos en forma de relajarse—... Bien, dios... Con ustedes no se puede bromear —aclaró su garganta y esperó a que Kuvira la soltara para poder hablar—. ¿Cómo les va con la búsqueda de Korra?

—¿Qué pasa con Korra? —Kuvira intentó tantear el tema como si no supiera.

—No te hagas la idiota, Kuvira —la nombrada suspiró, y asintió con suavidad.

—¿Cómo sabes que la estamos buscando?

—Es simple de predecir, por lo que sucedió en el antro y ahora están saliendo en la madrugada —respondió Katar con simpleza, mirando sus propias uñas.

—Eso no es de tu incumbencia —dijo Asami.

—Yo solo vengo a ayudarlas... Pero la perra con pulgas me trata mal, buju~ —fingió llorar, sus reacciones le causaban gracia.

—Si crees que puedes venir a fastidiarnos, estás muy-... ¿Qué dijiste?

Katar levantó las manos en forma de restarle importancia al asunto.

—Korra se sentía fatal, y la ayudé a despejarse un poco... Pero terminó yéndose a otro lugar. Me dejó abandonada y con frío —hizo una pequeña dramatización.

Asami rodó los ojos ante lo último y esta vez, ella la tomó del cuello, presionando el pulgar y el índice en los costados, quitándole todo el aire que contuvo unos segundos.

—Comienzo a perder la paciencia contigo —murmuró Asami, ya más que enojada.

—¡Es-espera!... Sé... Dónde está...

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