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Castigado, esa era la decisión final de su má.

Pero, eso no lo detendría de hablar con su mejor amigo.

Sentado en el marco de la ventana de su habitación, cuidadosamente ya que ambos dormitorios estaban en el segundo piso, hablan sobre tareas, sobre juegos, sobre la pequeña colección de dinosaurios de Sett.

Aphelios con sus brazos en su mentón, recostado en la ventana, sus pequeñas piernas sentadas en la cama, asentía a todo lo que el otro decía, a veces señalando ciertas cosas, porque le había enseñado lengua de señas a Sett, aunque este entendiera alguna que otra cosa.

Un, cierto, un, yo también, un, o un no.

Poco a poco Settrigh empezaba a entender las señas.

Un niño callado e introvertido, un chico hiperactivo y que no se calla nunca. Eran lo opuesto, de tantas maneras, lo que no sabían es que eran tan similares a la vez. 

Aphelios trae su auto de juguete, y lo mueve por el marco, ''¿Crees que mi dinosaurio caiga en ese auto?'' y ríe, el pelirrojo era tan tonto a veces, pero, lo único que hace es asentir, ''Bien, imagina que el dinosaurio conduce el auto'' ¿con esos pequeños y cortos brazos? solo sonríe.

''¡Wow! ¡Qué veloz!'' Sett sonríe al ver como Aphelios mueve más rápido el auto, haciendo que conduzca incluso a los lados del marco. ''¡Eso fue increíble!'' 

Aphelios ríe, entusiasmado por la felicidad del otro, 

Le gustaba ver a Sett feliz, y no triste, no le gusta cuando sus orejas caen y las lágrimas también lo hacen, porque su padre ya no está y los abandonó, a él y a su má.

El pequeño azabache se ha propuesto una misión, cuidar de Sett, toda su vida, y no hacerlo llorar nunca.

love's destiny. [settphel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora