AUN ERES MI HOMBRE HERMOSO

PARTE 12

**Kiyoi**

"Kiyoi. Espera." Hira hizo el intento de llamarlo antes de que entraran a la casa.

La tensión seguía creciendo desde el restaurante, como un volcán a punto de erupción. No se habían hablado una palabra en el trayecto a casa.

Kiyoi veía sus manos como si estuvieran contaminadas. Todo había pasado tan rápido. En un minuto Akira estaba a punto de besar a Hira, y en el otro lo había arrastrado y lanzado con tanta furia.

Hira se apresuró a ir tras él, ofreciéndole múltiples disculpas, dejando al grupo desconcertado.

Se detuvo al llegar a la sala y abruptamente se giró y empujó a Hira en el pecho.

"¿Acaso eres estúpido?", escupió. "¿Qué estabas haciendo?".

El volcán finalmente hacía erupción.

Hira miraba al piso de manera sumisa. Pero en lugar de parecerle entrañable o incluso tierno, a Kiyoi lo hacía sentir más furioso. Era este desdichado comportamiento el que lo había metido en problemas. Si no se pone firme y dice que quiere o no quiere hacer, queda a merced de las decisiones y acciones de los demás.

"¿Te ibas a quedar ahí parado y dejar que te besara?", empujó a Hira de nuevo. Él guardaba silencio. "¡Respóndeme!", volvió a empujarlo.

"Y-y-y-y-y...", había pasado un largo tiempo desde que las palabras de Hira se le quedaban atoradas en la garganta como ahora.

"¿Tú qué?". Kiyoi seguía con la cara enrojecida. "¿Qué hubiera pasado si no me aparezco ahí?". Le lanzó la pregunta, pero la posible respuesta era muy dura de soportar. Miró a Hira con una horrible expresión. "¿O es que lo disfrutaste? ¿Querías realmente que te besara? ¿Me interpuse en tu camino?".

El rostro de Hira estaba lleno de terror.

"No. No." Hira negó la acusación enérgicamente. "Y-y-y-y-y...". Sus palabras volvieron a atorarse.

"Pero te vestiste para él", le lanzó otra acusación. "¡Estaba sobre ti y tú no hiciste nada!". Sentía como si lava borboteaba de su pecho. Entre más hablaba, más oscuras y venenosas eran sus palabras. "¿O es lo que usualmente hacen cuando yo no estoy cerca?".

Las asquerosas palabras eran escupidas más rápido de lo que podían ser entendidas. Los eventos de los días pasados volvieron a él como el carrete de una cámara, encendiendo su rabia.

Aunque el dolor de sus palabras era demasiado, Hira intentaba calmarlo. "Kiyoi...".

"¡No me toques!", lo retiró, poniendo más distancia entre ellos. "¿Quién te crees que eres? ¿Crees que puedes hacer lo que se venga en gana? ¡Puedes tomarles fotos a otras personas, puedes hacer esto y lo otro!". Sacaba todos las ofensas que se había guardado en el corazón.

"Pero tú me dijiste que lo hiciera...".

Kiyoi solo abrió los ojos ante la respuesta de Hira. La verdad era amarga. Ese día él le había dado permiso. Sin embargo, en este momento no cedería. "¿Y siempre harás todo lo que yo te diga que hagas?", continuó discutiendo. Ya sabía la respuesta, pero su ira lo tenía agarrado del cuello. Hira no respondió. "¿Eres estúpido?".

"Kiyoi". La voz de Hira apenas se oía cuando pronunció su nombre. "Lo siento". Su mirada cayó de nuevo al piso.

En ese momento, su ira bajó un poco de nivel, pero no podía calmarse. Con un chasqueo de su lengua, se volteó para huir de ahí.

"Espera". Hira lo abrazó por la espalda, aferrándose desesperadamente a él.

"¡Déjame ir! ¡No me toques", Kiyoi luchaba por zafarse del abrazo.