Capítulo Extra: Desahogo (La Pasión de Kiyoi)

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Kiyoi entró al apartamento y encendió la luz.

Vacío.

Llegó a casa sabiendo que no habría nadie, pero no pudo evitar sentirse un poco decepcionado cuando lo vio por sí mismo.

Había hablado con Hira en el camino a casa. Había sido contratado por un consejo científico en un proyecto especial para capturar un raro fenómeno que solo podía verse de noche. Era una oportunidad única en la vida de acuerdo con los científicos ya que este fenómeno solo ocurre una vez cada 500 años. De nuevo, él estaba haciendo algo asombroso. Sin embargo, no sabía cuándo volvería a casa.

Había un dolor en el pecho de Kiyoi. Odiaba dormir solo. Odiaba dormir solo cuando viajaba y odiaba dormir solo en casa. Dormía mejor cuando podría sentir el brazo de Hira en su cintura o cuando se recostaba sobre su pecho respirando su esencia natural.

Suspiró profundamente mientras se quitaba su abrigo y lo colgaba en un pequeño closet cerca de la puerta. Vio uno de los abrigos de Hira colgando y pasó sus dedos por una de sus mangas mientras sonreía.

Dios. Lo extrañaba mucho.

Por lo general extrañaba a Hira siempre que no estaban juntos. Después de estar tanto tiempo juntos, ese sentimiento no había decaído ni un poco. Si solo pudiera unirse con él lo haría. Él, Kiyoi Sou, estaba tan perdido por otra persona, ¿quién lo hubiera pensado?


"Seki, estoy en casa", anunció Kiyoi y rascó la oreja de su pequeño perro. "Creo que somos solo tú y yo esta noche. Tu papá no está en casa, de nuevo".

Kiseki pareció entender y se vio decepcionado. Gimió, levantando su cabeza.

"Lo sé, lo sé". Kiyoi le volvió a rascar su oreja. Kiseki, cuyo nombre significaba "Milagro" era un Spitz japonés que Hira le dio en su último cumpleaños. Todavía era un bebé y actuaba mucho como tal.

  Todavía era un bebé y actuaba mucho como tal

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Él e Hira tenían una buena vida juntos. Ambos eran exitosos en sus respectivos campos. Tenían una linda casa, salían de vacaciones cuando sus agendas se lo permitían y, lo mejor de todo, estaban comprometidos para casarse.

Kiyoi vio el anillo en su dedo y no pudo evitar sonreír.


Ya que estaba solo, caminó al refrigerador. Había recipientes con sus comidas favoritas, hechas por Hira. Revisó sus opciones y notó que el contenedor hasta arriba tenía algo pegado.

Lo sacó del refrigerador y miró la nota.

"Dijiste que querías comer esto".

Sonrió y movió su cabeza. Hira era realmente extraordinario. A pesar de su increíblemente apretada agenda, seguía encontrando tiempo para cocinarle y cuidar de él. En verdad, era muy afortunado.

Tomó la nota y la guardó en un cajón con el resto de las notas que había acumulado. No podía permitirse tirar esas notas así que las había convertido en una pequeña colección. Metió el plato al microondas y se fue a dar una ducha rápida.

AUN ERES MI HOMBRE HERMOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora