PARTE 2

1.3K 81 2
                                    

Una semana después

**Hira**

Hira ajustó la lente y apretó el disparador.

Click.

Revisó la imagen antes de continuar, repitiendo el mismo proceso que llevaba haciendo la última hora.

"Gracias por ayudarme". Koyama le habló desde donde estaba parado, a unos metros de distancia. "Tuve que armarme de valor para pedirte ayuda", agregó. Tanto su voz como su cabeza se hundieron. "Creí que no ibas a querer hacerlo".

"Kiyoi estuvo de acuerdo, así que yo estuve de acuerdo", confesó Hira, antes de volver a tomar otra fotografía.

"¿Cómo están las cosas – con Kiyoi?", preguntó. "Mi hermano me dijo que la obra se está volviendo muy popular y mucha gente está yendo a verla. Parece que él les gusta a muchas chicas, así que mi hermano está pensando en contratarlo para otros trabajos".

Desde que se separaron hace seis meses, Koyama e Hira casi no han hablado y no se han cruzado cuando Hira ha ido a ver la obra de Kiyoi.

Aun cuando la obra es producida por el propio hermano de Koyama, él rara vez asiste. Hira, por otro lado, no se pierde ninguna presentación. Siempre se sienta en el mismo lugar y siempre es el que aplaude más fuerte cuando termina, gustoso de ver a su estrella brillar.

Lo que dijo Koyama era cierto.

Esos días, más gente se quedaba cuando se apagaban las luces y regularmente se enfocaban en Kiyoi, pidiéndole fotografías y autógrafos. Las chicas se reían nerviosamente tratando de atraer su atención, adulando desde su apariencia hasta su actuación cada vez que podían.

Hira se levantó con la cámara colgando en su cuello.

"Eso es bueno", respondió Hira. "Kiyoi está destinado a ser una estrella".

Koyama asintió una vez y volvió a poner su cámara frente a su cara.

Han estado en el exterior la última hora haciendo tomas dobles. Koyama fotografiaba a las personas e Hira fotografiaba el ambiente.

"Oh, vi un anuncio de una compañía que está en busca de un fotógrafo", mencionó casualmente Koyama. "Esto te daría una buena exposición y algo que agregar a tu portafolio".

Hira retiró su mano del disparador y se volvió hacia Koyama.

"Sé que no has tomado fotografías de nadie además de Kiyoi", le dijo en un tono de voz grave "pero esto puede ser una gran oportunidad para ti", tomó una pausa, "a menos que solo tengas planeado tomar fotos de él toda tu vida".

"Lo haría", dijo Hira sin remordimientos. Si él no llegar a hacer nada con su vida, ésta todavía tendría sentido mientras tuviera a Kiyoi.

Koyama hizo un gesto de burla, sacudiendo su cabeza mientras se alejaba caminando.

Hira lo vio alejarse, mientras ladeaba la cabeza.

Koyama parecía conocerlo muy bien. Además de Kiyoi, él nunca había fotografiado a otra persona. Y no deseaba hacerlo. Ningún ser humano atraía su lente como lo hacía Kiyoi. Desde que era pequeño, el miraba su mundo a través de la lente de una cámara. Él fotografiaba ríos, árboles, incluso ese pequeño pato de goma atrapado en el canal, pero ningún ser viviente que respirara había podido cautivarlo como Kiyoi.

Una leve brisa sopló en el aire, haciendo que los dientes de león se agitaran. Tomó su cámara.

Click.

Su lente capturó el baile de los dientes de león.

Sintió que su teléfono vibró en su bolsillo y lo tomó.

AUN ERES MI HOMBRE HERMOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora