Capitulo extra: Mi hombre hermoso y eterno

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**Hira**

Realmente estaba pasando, ¿cierto?. No era solo un sueño que se haya extendido mucho y lo engañaba con un falso sentido de seguridad, ¿verdad?.

¿Debería pellizcarse?

¿Realmente estaba a punto de casarse?

En menos de una hora tendría que intercambiar votos con Kiyoi, el único al que había amado en toda su vida.

El sudor frío empezó a brotar de su frente y de repente empezó a sentir pánico.

¿Realmente lo estaba haciendo?

¿Era realmente merecedor de ello?

Bajó la vista y vio sus zapatos relucientes. Por primera vez en mucho tiempo no se sentía como Hira Kazunari, el exitoso fotógrafo.

No. Se sentía como un chico torpe e inseguro de sí mismo.


Desde una enorme ventana al frente podría ver el jardín donde la ceremonia tendría lugar. Hira caminó de un lado a otro. Lentamente, movió a un lado la cortina y miró hacia abajo.

El cuarteto de cuerdas tocaba suaves melodías.

El sol bajaba y los invitados empezaban a llegar.

Eso era. Estaba realmente pasando.

Hira tiró el cuello de su camisa. Aún cuando era de su talla exacta, hecho a medida especialmente para la ocasión, de repente lo sintió un poco apretado.

Millones de pensamientos cruzaron por su mente.

¿Y si Kiyoi cambiaba de opinión?

¿Y si no se presentaba?

Una vez más, su mente se inundaba de dudas, como aquél joven Hira que asistía a la preparatoria.

Por tanto tiempo no pudo tocar a su rey. Se refería a él como su rey, su dios, y él estaba ahí para servirle. Había intentado contener su amor hacia él por tanto tiempo, sin atreverse incluso a soñar por algo más.


Aun después de estar juntos, seguía sintiéndose completamente indigno de él. Como una persona presuntuosa con mucha codicia que se atrevía a tener aquello que no debía.

Tantos años y miles de experiencias después, se seguía sintiendo deslumbrado por Kiyoi. Había noches en las que solo se recostaba a su lado, viéndolo dormir, contando sus respiraciones y agradeciendo cada una.

Había días en los que temía que Kiyoi despertara y su sueño terminara.

Esta persona lo salvó – sin esfuerzo.

Esta persona lo cambió en tantas formas.

A partir de hoy, juraría ante Dios y los hombres que haría lo que ya se había prometido en su corazón. Que amaría a Kiyoi y que solo lo amaría a él, hasta su último aliento, sin importar lo que pasara.

Sus palmas empezaron a sudar.


El timbre de su teléfono lo devolvieron al presente, sacándolo de las dudas que lo abordaban.

"Acosador", le dijo la voz de Kiyoi en la línea. Hira sintió un dejo de nostalgia. "¿Estas listo para casarte?".

"Mmm", contestó Hira, asintiendo con la cabeza aunque Hira no pudiera verlo.

"¿Estás nervioso?", la voz de Kiyoi sonaba dulce y amable. Casi sonaba como un suspiro.

"Mmm", asintió Hira de nuevo.

AUN ERES MI HOMBRE HERMOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora