Epílogo

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Jongho iba caminando en los pasillos del palacio real portando consigo como vestimenta su traje real y su corona de oro, la cual en innumerables ocasiones tuvo que volver a poner en su lugar ya que trataba de caerse de su cabeza.

No estaba acostumbrado a aportar ningún utensilio como una corona, prefería andar la mayoría del tiempo sin ella. Sin embargo, en esta ocasión fue necesario.

Su espeso aroma quedó impregnada en el aire y la resonancia de sus pasos se escuchaba elegante y poderosa, como si toda una persona digna de dominancia y control caminara por esos lados. Jongho no se consideraba ni uno ni el otro como la mayoría de los soldados del ejército lo habían mencionado, aunque tal vez debió ganarse ese concepto al ser el único Alfa que mantenía a raya la actitud arisca del Rey Omega.

Jongho no lo llamaba dominación ni mucho menos control porque sabía cuánto odiaba su rey ese comportamiento, todo lo contrario él lo llamaba razonamiento y dulce manipulación.

¡Ah! Y amor, mucho cariño y amor.

Su reino pensaba que Jongho se imponía para someter a su rey, cuando es este mismo quien a voluntad en la intimidad de su cama se mostraba en su forma más sumisa y él no podría pedir nada mejor.

Cuando algo se sale de control Jognho tiene que tomar decisiones mucho más drásticas para cambiar a su majestad. Por ejemplo, él lo hacía hablando con Yeosang criticando su punto de vista erróneo con razonamiento y si su objetivo no tenía resultado pues simplemente llegaba al extremo de la manipulación, cómo lo eran nada de mimos para el Omega embarazado hasta que le hiciera caso.

Entonces cuando Yeosang se rendía primero soltaba maldiciones tan malcriadamente como es él y después aceptaba su palabra, solo así es que Jongho lo volvía a consentir con alimentos, baños y mimos.

Jongho había descubierto que Yeosang una vez acostumbrado cotidianamente a una persona dependía mucho de ella o al menos así fue con el Alfa. Choi no renegaba, al contrario estaba realmente feliz de que Yeosang compartiera mucho más su confianza y cariño.

Yeosang lo entrenó poco a poco en la ardua tarea de ser un excelente rey, donde su nombre fuese respetuosamente pronunciado por su gente como algo digno y le enseñó también a entrenar como lo hace con los soldados del ejército. Jongho aprendió a pelear y a manejar la espada tan bien como lo hacía su rey, el rostro orgulloso que su majestad ponía al verlo entrenar lo llenaba de una gran satisfacción y confianza, ya que sabía que entre entrenado estuviera sería un Alfa mejor capacitado para cuidar de su Omega en cinta por segunda ocasión.

Yeosang portaba en su abultado vientre a su segundo hijo y Jongho estaba más que orgulloso y feliz con la familia que su rey felizmente le regalaba.

Por lo tanto ahora mismo se dirigía hacia su esposo, el rey Omega Kang Yeosang.

El Omega más cabeza dura que Jongho haya conocido, su terquedad así como lo frustraba también lo hacía ponerse cachondo. Su rey la mayoría del tiempo lo retaba y Choi sabía muy bien dónde terminaban tan exquisitamente bien esos malditos retos; con Yeosang boca abajo contra el colchón gimiendo tan bien para él en una posición bastante sumisa mientras Jongho lo follaba.

Choi cerró sus ojos cuando una oleada de rica exitación recorrió su cuerpo, jamás tendría suficiente de su exquisito rey. Lo volvía un jodido Alfa cachondo analizar que Yeosang le pertenecía solo a él y que era un buen Omega dispuesto a dejarse consumir por él, lo ponía tan mal.

Su rey era singular.

Y singularmente también hacia a Jongho gemir de frustración.

Como en esta ocasión, que había regresado de una reunión importante como lo era la inauguración de un nuevo contrato de comercio con el rey del Norte y no encontró a Yeosang en su aposento esperando por él, ni mucho menos estaba su hijo de 3 años de edad como dijo que estaría una vez el Alfa volviera.

Rey Omega {Jongsang Adap}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora