Capítulo Cinco

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Una vez que Jongho estuvo bien presentable; bañado, afeitado, peinado, vestido con un hanbok y perfumado fue que se dirigió hasta donde yacía su Rey esperando por él.

Sentado en una de las sillas que rodea el comedor de madera, observó a su majestad echándole un vistazo a toda la vegetación de su campo,

El aire fresco alboroto el cabello negro de su Rey dándole un aura despreocupada, el Omega no se veía tenso ni crispado a la defensiva. No claro que no, solo ahí pudo notar que a su Rey lo rodea un aroma agradable realmente dulce.

Y le gustó mucho, le encantó.

Raramente se podía percibir el aroma de su rey, ya que la mayoría del tiempo solo estaba rodeado de un aroma menos agradable al olfato Alfa. Un olor amargo fuerte y realmente molesto.

A Jongho le daba igual, porque solo así él no tenía la urgencia de enterrar su nariz en el cuello de Yeosang para oler como adicto su aroma y ronronear feliz. Pero ahora que a sus fosas nasales había llegado el verdadero aroma de su Rey, sabía que sería como una necesidad tener una calada de esa dulce esencia.

Choi suspiró resignado.

Tenía que eliminar esto de raíz.

Jongho se acercó hacia su majestad, sus pasos llamaron la atención del rey por lo tanto este se giró, lo observó por unos instantes antes de fruncir el ceño y entonces todo aroma agradable y dulce que desprendía Yeosang fue eliminado y reemplazado por uno menos tolerable.

Maldita sea, Jongho no debió molestarse tanto por eso, al contrario debería estar contento porque solo así no tendría el deseo de rodear a su Rey con sus brazos y esconder su rostro en su cuello para chupar su piel. No joder, Jongho realmente quería sentir el aroma de su Rey cubierto con el suyo a Alfa.

Choi estaba molesto.

Un sonido llamó su atención y lo sacó de su burbuja rabiosa, notó que el sonido provenía del estómago de su Rey. Su majestad tenía hambre.

Jongho elevó su mirada a los ojos de su rey y notó que este lo miraba tambien. El Omega se cruzo de brazos y con su exquisita pero amarga voz le ordenó.

-Aliméntame.

Un ronroneo casi se escapa de Jongho por esas íntimas palabras, sus instintos bien activos tenían la urgencia de satisfacer la petición del Omega.

El realmente quería proveer en todo a su rey, como hace tradicionalmente un Alfa con su potencial pareja.

Pero uno; su Rey no era su pareja y dos; no debería tener ese tipo de emociones.

Jongho también se cruzó de brazos y lo miró señudo.

-Lo siento mi rey pero aquí se trabaja para obtener el alimento, así que si usted desea alimentarse tendrá que ayudar en la causa - Jongho tomó una canasta pequeña de las muchas que están apiñadas en una mesa cercana y se la colocó en las manos al Omega - entre más eficientes seamos, más rápido tendremos la comida para prepararla y degustarla, así que levantese y sígame.

Jongho empezó a avanzar hacia el campo lleno de vegetación, sonrío cuando escuchó los pasos de su Rey, sus quejas molesto y refunfuñón pero siguió sus órdenes. Poco a poco tenía que ir domando a la bestia gruñona y arisca.

Su pecho vibró en un gruñido complacido.

-Soy tu Rey Jongho, tu jefe ¿cómo es siquiera posible que me pongas a trabajar por mi alimento? - dijo Yeosang indignado y gruñó cuando una rama pasó rozando su cabello.

¡Esto era intolerable!

-Aquí no estás en tu trono, estás en mi casa así que lo mínimo que puedes hacer es ayudarme a preparar la comida que comeremos - Jongho se inclinó para cortar tomates de una rama bien proporcionada y los echó en la canasta que traía Yeosang, luego se giró y siguió caminando.

Rey Omega {Jongsang Adap}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora