Te propongo algo

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Caímos en la casa vieja donde estábamos en New Orlands, mi cabeza dolía y mi visión borrosa solo podía identificar las ataduras que tenía cuando me tenía atada en la silla.

Me he golpeado la cabeza, puedo jurarlo.

- Joder -me senté acariciando el chichón que tenía en la parte trasera de la cabeza.

- Luego de un tiempo te acostumbras -estaba de pie, frente a la estufa, mientras la tetera hacía un ruido insoportable.

- ¿Qué coños fue eso y por qué quieres tanto ese libro? -estaba reclamándole, no es de mi incumbencia, pero puso mi vida en peligro y eso es más que suficiente para estar furiosa.

- Saltamos dentro de un portal -se sentó a leer el dichoso libro.

- Wanda -me puse de pie de manera brusca cerrando el libro.

- ¡No me digas así y mucho menos me reclames! No sabes quien soy -alzó su mano esperando mi siguiente movimiento, pero sus ojos ya estaban en llamas.

- Tampoco sabes quien soy -saqué el arma que había olvidado cuando me trajo aquí por primera vez. Apuntándole entre medio de sus cejas- Si morimos, morimos las dos -tenía el dedo puesto en el gatillo.

- Confié en ti -cierto tono de decepción se ocultaba detrás de su voz y sus ojos encendidos color escarlata.

- ¡Yo confié en ti y me llevaste a un maldito cuarto donde no había salida!

- ¿Estás viva, no? -sus ojos se apagaron y bajó la mano en derrota.

Yo hice lo mismo sentándome a su lado.

- Por favor, explícame. Puedo ayudarte, no tal vez a robar otro maldito libro que parece sacado del infierno -señalé el libro que me daba escalofríos de solo mirarlo.

- Es magia negra -alzó la mirada conectándola con la mía, siento que quiere ver mi reacción.

- Nunca una buena conversación comenzó con esa frase -una media sonrisa apareció en su rostro y desapareció de inmediato, como si se impidiera la felicidad ella misma.

- Se llamaba.... Era y siempre será el amor de mi vida. Era bruja también, y no había nada que no quisiera con ella. Hasta que un día... ayudando a Strange fue asesinada cruelmente, y a él no le importó nada. Nunca me quiso ayudar -secó una lágrima bruscamente al escuchar el ruido de la tetera queriendo explotar- así que iré a otro universo, la buscaré y tendré mi feliz por siempre.

- ¿Todo esto por....? -se giró mirándome con cara de pocos amigos, debía evaluar bien mis preguntas- Wanda -continué por fin- Sé el dolor que sientes y no creo que sea la mejor idea que...

- ¿Has hablado con Strange? -volvió a girarse sirviendo el agua caliente en las tazas.

- Solo para saber quién eras -confesé.

- Pensé que te había dicho que era una loca desquiciada, que la realidad se alteró al comenzar a buscarla con ayuda del libro.

- ¿Y se equivoca?

- No -contestó con firmeza sentándose a mi lado.

- ¿Estás dispuesta a perderte por recuperarla?

- Me he perdido el día en que la mataron viciosamente.

Me quedé en blanco. Podía abrazarla, pero no creo que sea buena idea abrazar a una bruja desquiciada que apenas conozco. Así que opté por tomar su mano de manera delicada.

- ¿Puedo? -me detuve antes de hacer contacto, ella solo asintió y se estremeció un poco a mi tacto.

- Te propongo algo... ¿que tal si... antes de que hagas lo que quieres hacer con todo esto -hice un círculo medio extraño refiriéndome a lo que estaba sucediendo- te das una oportunidad en el presente? -frunció el ceño ante mi propuesta- Espera, solo escucha. No puedo hacer que vuelva... tampoco puedo hacer que mi familia sea una familia normal, o que nada de lo que ya sabes me haya pasado, pero si puedo hacer lo máximo de lo que tengo ahora. Incluso si significa que estaría haciendo una aventura nueva con una bruja que me odia en vez de llevármela y ganar dinero -sonreí de manera burlona y ella no pudo contenerse.

LA ESPÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora