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Narcisa Black
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Narcisa fue la última en marcharse de Malfoy Manor poco después del divorcio, incapaz de soportar la soledad y sensible aun por la humillación que le había hecho pasar Lucius al pedirle la anulación de ese matrimonio que le había costado los mejores años de su vida y una cantidad enorme de lágrimas y sufrimiento.
Ordeno que se cubrieran todos los antiquísimos y lujosos muebles, las pinturas de las paredes y los ornamentos que embellecían las habitaciones, pero se negó en rotundo que los sirvientes colocaran hechizos para protegerles del tiempo. Deseaba con todo su corazón que todo se consumiera, que la gloria que alguna vez mostro la ancestral Mansión de los Malfoy se mostrara como realmente debía ser, que se notara la decadencia de ese inmundo lugar, que cada piedra que formaba ese imperio se callera a pedazos.
Cuando Narcisa estaba a punto de irse se detuvo en el umbral de la puerta principal. Todos, incluso la servidumbre se habían ido, solo por eso se tomó el tiempo necesario para apartar el resentimiento que la embargaba para mirar con nostalgia el interior de esa mansión que alguna vez estúpidamente había considerado su hogar.
Cerro los ojos para que estos no se inundaran de lágrimas, después de todo se había prohibido a si misma llorar. Aspiro con fuerza, llenando sus pulmones de aire antes de atreverse a abrirlos de nuevo, haciendo que el nudo en la garganta se deshiciera poco a poco. En ese momento no se atrevió a cerrar la puerta por el contrario, entro de nuevo, obligándose dar un paso y luego otro.
-¿Alguna vez fui feliz? –Se preguntó en voz alta, sin esperar respuestas, tratando de encontrar en su interior una contestación a sus dudas.
Al principio, como un remolino regresaron sus memoria mas reciente y no hubo felicidad en ello, solo terror y miedo, lagrimas silenciosas en las noches, la incertidumbre de un futuro incierto y el innombrable en algún lugar de la mansión esperando su momento y aun deliberando si su familia debía vivir para adorarle o morir por sus últimos fracasos.
Tuvo que sostenerse con fuerza de un muro cercano golpeada por tan funestos recuerdos, sin embargo, como un eco débil que poco a poco va tomando más fuerza escucho la risa infantil de Draco retumbando por las paredes tapizadas. Levanto la vista hacia las escaleras y casi podría jurar que lo veía bajando a tropel los escalones a sabiendas que Lucius no estaba.
Se casó sin amor, entregándose a su destino, dispuesta a cumplir con sus deberes, sin esperar siquiera en algún momento enamorarse, esos eran sueños estúpidos que no podía permitirse. Pero contrario a lo que esperaba, se encontró disfrutando su vida conyugal y aprendió a querer a Lucius, llegando a un punto muy cercano al amor verdadero.
Sí, fue feliz. Entre los altibajos de su vida, tuvo sus momentos de dicha. Odiaba esa Mansión pero se mentiría a si misma si negara que entre toda la mierda que vivió entre aquellas paredes, también tuvo cosas buenas, su hijo era una de ellas.
No fue capaz de llegar más allá de la estancia, no le quedaban fuerzas para mantenerse firme, por eso salió sin volver a mirar atrás temiendo que un golpe de nostalgia la hiciera quedarse.
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Esa fue la última vez que alguien había estado en la mansión y ahora Lucius y Draco estaban forzados a regresar para enfrentarse por primera vez a su pasado juntos, para intentar salvar a Scorpius y Antares.
Se abrió la puerta con un fuerte rechinido, le hacía falta aceite a las bisagras, ese era un símbolo de que no habían sido abiertas desde hacía más de 11 años. El aire se respiraba pesado y la luz no lograba entrar por las ventanas que fueron clausuradas con gruesas tablas para que nadie pudiera entrar.
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En El Nombre Del Padre
Roman d'amourUna noche a solas es lo que basta para encontrar que el deseo encuentra en la mas ínfima posibilidad un motivo para cumplir incluso las fantasías más oscuras y perversas.