Cristian Gabriel Romero, reconocido jugador del Tottenham y de la selección Argentina llevaba una relación con Karen Cavaller hace 3 años, todo era perfecto para ambos. Hasta que Cristian conoció a Heung Min Son, un coreano que pondría su mundo al r...
"Para odiar hay que querer Para destruir hay que hacer Y estoy orgulloso de quererte romper La cabeza contra la pared, sí
Y por todas esas cosas que tenemos en común Hace tiempo ya marchaste de acá Te cansaste de mí, yo me cansé de vos Pero cuando nos miramos sabemos que no es verdad
Porque tanto te quise y tanto te quiero Siempre, una marca tuya, llevará mi corazón..."
S; Nunca Quise - Intoxicados
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5 años después, sábado 11 de noviembre.
Cristian despertaba un 10 de noviembre, el frío lo incitaba a seguir acostado en su cálida cama.
Luego de su divorcio con Karen, las cosas fueron difíciles. Sabía que nunca iba a encontrar a alguien cómo ella, pero no quería seguir mintiendole, se merecía a alguien mejor y él no era ese alguien.
Y después de ese último encuentro que tuvo con Son, nunca más volvieron a verse.
Romero tuvo varias oportunidades de formar algo serio con otra persona, pero él simplemente no quería.
La excusa que tenía era: "Estoy enfocado en el fútbol y en mí mismo".
No era una mentira, pero tampoco era verdad. Cincuenta - cincuenta.
Abrió los ojos con tal de apagar sus pensamientos por unos segundos. Miro por la ventana, estaba nublado.
Odiaba el frío de España, apenas era otoño y era totalmente insoportable.
No tenía mucho que hacer pero necesitaba salir y tenía que hacer las compras. Era más fácil pedir lo que quisiera por delivery, pero ya estaba de pie cambiándose.
Aunque llevaba ya viviendo un tiempo en España, nunca fue de su agrado. Extrañaba Córdoba y a veces soñaba con volver allá.
Ir a Carlos Paz, Villa Del Dique, Embalse, Mar Chiquita, Cerro Colorado.
A cualquier lado, pero sentir el calor del clima y de la gente de su provincia era lo único que necesitaba, lo único que quería.
Estaba totalmente absorto en sus pensamientos hasta que su celular sonó, una llamada de Montiel, su amigo y compañero.
Le tomo unos segundos contestar pero lo hizo.
-- " Eh, amigo. "
Fue lo primero que escucho del otro lado e la línea.
