4: Evaluación

431 80 0
                                    

. . .🌙 . . .

Jimin se indignó. Era todo lo que podía hacer para no cambiar y empezar a aullar. Se sorprendió de que el anterior Beta hubiera estado azotando a Jungkook cuando él apareció. Mientras que estaba enojado de que algún miembro de su manada fuera castigado de tal manera, también sabía que estaba enojado porque Mark había lastimado a Jungkook. 

Y su estúpido lobo lo consideraba «su» Jungkook. 

Lobo estúpido.

Incluso ahora, Jimin tenía que hacer todo lo posible para no cambiar e ir a buscar a Mark y romperlo en mil pedazos muy chiquititos. Quería venganza por el daño que Jungkook había sufrido y, como su Alfa, podía exigirlo. Pero ese era el único derecho que tenía. 

Por mucho que le doliera la situación, Jungkook había hecho sus objeciones más que claras. Jimin tenía que aceptar eso. Él nunca forzaría a alguien, sin importar lo mucho que lo quisiera. Ni siquiera cuando podía oler la excitación del pelinegro y sabía que él era la causa. Jungkook podría sentirse atraído por él, pero eso no significaba que le quisiera. 

Era el estatus Alfa y Jimin lo sabía. Había conocido muy pocas personas que podían manejar el poder que emitía. Esperaban que fuera lindo y tierno cuando lo miraban. En cambio, el rubio era feroz y contundente. No muchos podían hacer frente a ese extremo. 

Namjoon, Hyuna y Taehyung, fueron algunos de los pocos que aceptaron al rubio tal y como era o podían estar cerca de él durante mucho tiempo. Ni siquiera su padre, quien Jimin sabía que lo amaba entrañablemente, podía soportar estar en su presencia durante más de unas pocas horas. Mientras que él estaba siendo entrenado, ni siquiera se le había permitido vivir en la casa de su padre. En cambio, tenía una casa al lado. Podía volver a casa a cenar con sus padres o visitarlos durante un breve periodo de tiempo, pero siempre tenía que irse para el final de la tarde o su lobo comenzaba a tratar de ejercer su autoridad sobre su propio padre. 

Por respeto a su padre, que él creía que era uno de los más grandes hombres que había conocido, Jimin no se quejaba de que viera obligado a vivir separado de su familia. Sólo lo aceptaba, sabiendo que no tenía otra opción. 

Jimin tiró el látigo hacia Namjoon, ya no queriendo tenerlo en sus manos. La maldita cosa le revolvía el estómago. No podía dejar de mantener su labio superior curvado hacia atrás mientras se limpiaba las manos en las piernas de sus jeans. 

Se sentía mancillado. 

 —Va a haber un montón de cambios en las próximas semanas, mientras que nos asentamos. Estoy seguro de que habrá preguntas. Pueden venir a mí o Namjoon, así como a los otros dos miembros de mi círculo íntimo que estarán aquí mañana.—el rubio juntó las manos y trató de parecer tranquilo, algo que él no sentía. Tenía necesidad de una carrera después de esto. 

Varias personas parpadearon con confusión, como si nunca hubieran pensado en hacerle una pregunta. Algunos murmuraron en voz baja, pero nadie dijo nada. Jimin suspiró. Sabía que hacerse cargo de esta manada no iba a ser fácil, pero tenía la esperanza de que al menos alguien diera un paso adelante y le diera una idea de por donde empezar a hacer cambios. 

 —Tengo una pregunta, Alfa. 

Jimin se dio la vuelta, sorprendido al oír hablar a Jungkook. 

—¿Sí, Jeon?

—Mis padres fueron expulsados de la manada hace diez años porque mi padre se negó a renunciar a su compañera humana. El Alfa Taemin permitió que los miembros de la manada procrearan con los humanos, pero se negó a permitirnos aparearnos con ellos. ¿Va a mantener esta regla o cambiarla?

EL ALFA (ADAP. JIKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora