Capítulo III: Heroína

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Los días pasan y las semanas se acumulan, en el pasado me limitaría a cumplir con mis clases pero ahora pertenezco a un grupo de amigos y parte de mi rutina es salir de fiesta con ellos e incluso ser la "heroína del grupo". Aunque no soy del tipo que le gusta ser tan alegre, me estoy esforzando en luchar contra mis viejos complejos y me uno a sus planes.

Normalmente me veo con Ari en el almuerzo, pero estos días ha estado ocupada con un proyecto de arte, así que suelo dejarle mi postre en su casillero, con la esperanza que lo devore apenas lo vea, pero a veces solo dejo el nuevo postre y retiro el anterior. Está mañana pasé por su casillero y llevé acabo el tan acostumbrado intercambio de alimentos, pero hoy, además he colocado una nota...

" ¡Hola tú!

Si no me comes, mi siguiente destino será el casillero de David Williams con tu nombre en la nota, provecho :D
-M."

—Creo que con eso será suficiente—dije cerrando su casillero.

—Nada es suficiente para Ariel—dijo Jake Tyler que había estado escuchando escondido del otro lado de la puertilla.

—¡Pero! ¿Qué haces aquí?—dije mientras le abrazaba fuertemente.

—Llegué está mañana—respondió con su voz grave que recordaba tan familiar.

—¿Está mañana? ¿Para qué? ¿Espera cómo me encontraste?—dije aún entre sus brazos.

—Traje unos documentos y estoy esperando una junta con el Director...decía mientras armábamos alboroto en el pasillo con nuestro encuentro...No fue difícil dar contigo, sólo pregunté dónde era el casillero de Ariel McAdams, siempre estás con ella—me conocía tan bien.

—¿Unos documentos?...lo miré un momento confundida procesando la información recibida, mientras trataba de liberarme un poco de sus fuertes brazos...Espera...mirandolo con una sonrisa me dijo.

—Me transferí está mañana, jugaré para las Panteras—dijo él mientras me despeinaba la melena.

—¿Entonces te quedas aquí hasta graduarte? ¡No puedo creer que te quedes todo el año!— dije dandole un abrazo más.

Jake era una de las personas que me había dolido dejar atrás, nos hicimos amigos en mi último instituto, Ari, él y yo solíamos regresar a casa todos los días, incluso si Ariel se iba por su cuenta, él siempre me esperaba en la salida para irnos juntos. Era cómo tener un hermano mayor, se sentía increíble tener de vuelta a mi fiel amigo. Ambos compartimos el gusto por los deportes, en especial el fútbol, incluso intentamos enseñarle a Ariel entre los dos, pero terminamos con dolor de estómago aquel día, de tanto reír al ver a nuestra aprendiz correr y caerse torpemente en su intento de atrapar un pase. Que tiempos.

Llevé a Jake a un mini "tour" por el campus, enseñándole los lugares importantes, la explanada, el auditorio,la enfermería, el campo de fútbol, biblioteca y obviamente la cafetería. Pero durante el recorrido no dimos con Ari en ninguna parte, ni tampoco tantos alumnos y revisé mi reloj, ya iba tarde a mi clase.

—Siempre viendo el reloj, vamos te dejo en tu salón así sé dónde buscarte después—repuso él.

—Pero mi salón está lejos, no es necesario—dije caminando a prisa, mientras Jake me seguía de cerca.

—¿Por dónde es tu salón?—preguntó tomando mi mano para correr juntos.

—¡Espera Jake! ¡Es por el otro lado!—dije mientras me llevaba a toda velocidad por los amplios corredores que ahora sabía porque los llamaban así.

Al llegar al laboratorio, ya había iniciado la clase mi profesor, que horror, odiaba tener que interrumpir a un superior por una completa falta de puntualidad mía. Solté a Jake y respiré hondo un par de veces para recuperar el aliento, pues él en dos zancadas me dejaba atrás por mucho.

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