Mi madre había ido a buscarme a casa de los padres de Ariel, sobria y con la mejor compostura que tenía, de no haberlo visto yo misma no lo hubiera creído. Agradecí a Ariel y a sus padres por la estadía tanto como pude, mientras ella no paraba de decirme que me quedara, nunca se le habían dado bien las despedidas.
—Es mi madre Ari, no puedo dejarla sola para que tus padres me adopten—dije salíamos de su cuarto por las escaleras.
—¿Y si yo te adoptó? Tendrías una madre más confiable—sugirió.
—También debes rehabilitarte, deja de saltarte comidas y lo pensaré—dije abrazándola.
—¿Tanto así? Date prisa entonces, tu madre que si necesita rehabilitación te espera—Ari se despidió y observó el taxi con mi madre abordo alejarse de su umbral mientras encendía un cigarrillo.
Los días pasaron y al parecer mi madre iba en serio con su buen comportamiento, nada de botellas, incluso estaba yendo a entrevistas porque la ví preparar su currículum desde la primera noche. Por mi lado, Ari se unía a nuestra mesa para almorzar y Jake pasaba casi siempre a saludar antes de irse al campo a entrenar.
—¿Y quién es el muñeco?—preguntó Louis luego de prestarle atención a Jake cuando se despidió.
—Nadie, está fuera de tu alcance—dije bromeando lanzándole una papa frita a Lou quien se esforzaba en mirar la silueta de Jake a la distancia.
—Es Jake, nuestro amigo del instituto anterior— dijo Ari quien milagrosamente se había unido a la plática.
—Exacto, es como nuestro hermano, están bajo aviso—dije ante todos mientras devoraba las papas que Ari había dejado descuidadas en su bandeja.
—Pero no lo es—añadio Ariel casi para si misma
—Esta bien, está bien, ya entendí—dijo Lou alzando las manos como señal de tregua.
Justo en ese momento, atravesó Eliot la cafetería a paso ligero pero con singular elegancia, y al cruzar miradas ambos, él sonrió.
—Pero ¿Qué acabo de ver?...preguntó Lou con su habitual sonrisa llena de picardía...¿A caso conqueteas con él?—preguntó de nuevo.
—No, claro que no—me defendí.
—¿De qué me perdí?—quiso saber Ari claramente fuera de contexto.
—Aqui nuestra amiga anda de cacería eh!— dijo Lou con su acento que parecía robado de un show de las hermanas Kardashian.
—Claro que no, cierra la boca—le solté acomodandome un mechón de cabello.
—Cierra la boca tú, reina yo sé lo que ví, prestarle atención chicos—declaró mi amigo ante la mesa y todos procedieron a seguir con la vista al chico que tomaba su almuerzo tranquilo. El chico de nuevo volteó.
—Esta buscándote, definitivamente no le interesamos nosotros, ¡hola!—dijo Andrea saludándolo mientras yo seguía firme a darle la espalda.
—No pienso voltear, no está buscándome, además ¿quieren dejar de comportarse como acosadores?, es extraño—les advertí.
—Es cierto Mar, el chico no para de mirarte, voltea—dijo Ari que ahora se unía a la presión social. La curiosidad me hizo dar un vistazo de dos segundos y el chico estaba de espaldas. Pero me tope con toda la mesa viéndome.
—¡Caiste!—gritaron todos explotando en risas.
—Los odio—dije cubriendome la cara con las manos a resoplidos.
—Mar, tu enamorado viene a la mesa—avisó Thanya está vez .
—No pienso caer otra vez, no soy tan estúpida, déjenlo ya—dije aún cubriendome el rostro pero Ari me golpeó bajo la mesa. Estaba dispuesta a devolverle el golpe pero lo primero que ví al destapar mi rostro fue a Eliot pasar a lado de Ari y al verme guiñó un ojo ligeramente, lo suficiente para notarlo, marchándose con su paso firme pero despreocupado, cuál modelo.
—¿Eso…—empezo a articular Ari—...fue un guiño?—preguntó al fin.
—Claro que no, y-y ya basta de golpearme—dije peleandome con mi cabello para ocultar mi rubor que se extendía por el rostro.
—Como digas, pero no empieces con esa basura de amor en la misma aula, no funciona — soltó Ari jugueteando con su almuerzo.
—¿Desde cuándo eres tan lista?—le pregunté.
—Desde que te adopté,—dijo ella guiñándome un ojo tal como lo había hecho Eliot, dibujandome una sonrisa.
—Touché—dije dándole un mordisco a mi emparedado.
El clima iba mejorando semana con semana, y con eso se acercaba mi época favorita del año, noche de brujas ¡si!. Sin dejar de lado, el gran juego debut de Jake que también estaba próximo, misma razón de su ausencia de las últimas semanas por las prácticas extendidas del equipo.
Mi rutina se estaba estabilizando, y tuve que hacer que mis complejos no me traicionaran, cuando estaba con mamá para cenar. Estaba tratando de arreglar nuestra relación, al menos con el tiempo que me faltará para irme a la universidad.
Los padres de Ari le habían recomendado en un empleo en el hospital para la farmacia, un empleo simple surtiendo medicamentos y que la alejaba del ambiente en el que se había acostumbrado. La paga no era muy alta pero teníamos seguro médico otra vez y mi madre estaría alejada de la vida de bares y clubs nocturnos cómo era habitual.
Así que me permitia reanudar mi sueño de estudiar la universidad lejos de casa, para ello necesitaba regular mi promedio y mis notas no mejoraría sin un buen asesor y Eliot se había ofrecido luego de nuestro encuentro forzado por mis amigos aquel día.
Él es un excelente estudiante, su nombre permanecía en el cuadro de honor y hacía parecer a las asignaturas cómo matemáticas cosa de bebés. Con su uniforme de fina marca hecho a mano según me contó, hacía lucir a todos como desarreglados a lado de él, su sonrisa de fotografía y modales pulcros me eran un arma de doble filo para mi atención.
Pronto me acostumbré a su presencia, parecía no tener muchos amigos, pero su amabilidad era su carta para ganarse a cualquiera. No tardamos mucho en entablar una charla más cercana y compartíamos nuestros planes a futuro. Él soñaba con ser médico y aún recuerdo cómo Ariel lo llamó ' idiota' cuando le conté.
—¡Es un idiota! ¿Me oyes? No sabe en lo que se mete—soltó con total confianza
—Es su sueño, cualquiera puede juzgar los sueños ajenos—respondí comiendo una papá frita.
—¿Porqué lo defiendes? ¿Entonces si te gusta?—decía Ari peleandose con una cantidad exagerada de queso.
—No lo sé, es inteligente y sus pestañas me encantan, pero no sé si quiero un romance ahora—dije tomando otra papa.
—A mí me gusta fumar y no recuerdo cuando decidí tener una relación con la yerba—dijo guardando su último porro con delicadeza.
—Eso prueba los años que llevan juntas—nos burlamos de la metáfora mientras sacaba de mi bolsillo un paquete
—¿Qué es esto?— preguntó.
—Una carta de Rob, me dijo que te la diera o lo haría él, y pienso ahorrarle el hospital—dije tirando el embase de las papas.
—Pero, ¿No tiene novia?—preguntó de nuevo.
—Si, pero lleva toda la semana persiguiendome por los pasillos para que te la diera, que fastidio—dije acostandome sobre la banca.
—No me interesa en absoluto, avísale que no desperdicie más hojas de libreto para sus propuestas con letra nefasta—dijo haciendo un abola de papel con la carta y arrojarla hacía el bote, fallando por poco.
—¡Esa es mi chiquita! Es el mejor de tus lanzamientos hasta ahora—expecté y ambas reímos.
—Ire a México este fin de semana al cumpleaños de mi abuela, ¿Quieres un souvenir?—dijo Ari sacándome una foto distraída.
—¡Oye! ¡No hagas eso! Y si, sabes que me haría feliz repetir cuándo te pusiste ebria con tequila, así que trae todo el tequila que pueda atravesar la frontera legalmente—supliqué.
—Esta bien, solo si bebemos juntas—me impuso.
—Trato hecho— dije chocando nudillos cuando me cayó una gota de lluvia en la frente...Hay que irnos—dije tomando mi mochila para comenzar a correr.
—¡No! ¡Mi cabello!—se quejaba Ari detrás de mí al correr.
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Heart Attack
Teen FictionA veces necesita sacudirse el avispero para conocerte en medio del caos, incluso el amor puede colarse entre los muros más altos de una fortaleza, o añadirse cómo materia en un salón de clases. No necesitas creer en el amor, solo mantén los ojos bie...