Habla

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La ausencia es la falta de algo o alguien, esto puede generar intriga e incertidumbre como alivio y alegría, pero para Kalifa era otra historia, ya que desde que tuvo noticia de Luffy fue desde hace poco más de un mes, en el cual, un pánico como ansiedad la estaba abrumando en gran manera. Por una parte, lo justificaba por temor y preocupación hacia Luffy, pero por otra parte lo atribuía a su posible dependencia que tenía en secreto.

De un modo a otro, no podía dejar de sentirse de esa manera, mucho menos en cuanto el Cuartel General de la Marina se vacío casi por completo. En el lugar apenas se podía verse alguna que otra persona, lo único que quedo fue lo que se podía decirse como basura. Ahora más que deseaba estar atareada con cosas para estar ocupada ahora estaba tan quieta que daba rienda suelta a todos sus pensamientos, los cuales la agobiaban más.

Momentos después su puerta es abierta por agentes del gobierno, uno da un paso al frente quien era su padre. “Te tengo buenas noticias”, comento con una sonrisa arrogante, casi como diciéndole que debería estar agradecida con lo que le dirán. “Solo una oportunidad para recuperar tu vida”, menciono sin ningún cambio en su semblante, ante eso Kalifa se sorprendió pero también tenía una mala sensación sobre el costo.

“Sígueme, Sakazuki te dará más detalles”, concluyó para darle la espalda esperando que lo siguiera. Kalifa no tenía que ser una genio como para saber el tipo de ordenes que el hombre de lava podía llegar a dar con tal de tener la ‘justicia absoluta’, así que conociendo eso sabía que era lo que le impondría a cambio recuperar todo lo que se le fue quitado.

Luego de un recorrido entre incomodo y tenso finalmente habían llegado a la oficina del Almirante de la Flota, este se encontraba de espaldas a la entrada degustando un puro con aburrimiento. “Justo a tiempo”, dijo al escuchar como deslizaban la puerta, enseguida gira sobre la silla quedando de frente luciendo bastante serio. “Seré directo y breve mujer…”, menciono con su tono grave y casi sombrío. “…tu vida a cambio de otra”, concluyó con simpleza expulsando el humo de su boca.

“Sera sencillo, solo tienes que acabar nuevamente con Muguiwara, pero ahora tendrás que cortarle la cabeza y traerla aquí”, hablo como si fuera algo trivial y obvio, tanto así que parecía algo que sería normal. “Puedes usar tus habilidades de tu fruta, pero si demuestras algún indicio de traición, no sabrás lo que te habrá matado”, eso ultimo lo dijo apuntándola, dándole alusión sobre el fragmento dentro de ella, por lo que podía darse la idea de que nuevamente le habían hecho algo sin que se diera cuenta.

“Lárgate de una vez, y espero que no hagas nada increíblemente estúpido”, espeto con desagrado y molesto mientras le hacia un gesto de repudio. Kalifa ni siquiera se inmuto, no era la primera vez que el o alguien le hacía algo así, dándole igual y no prestando atención, dio una reverencia, giro dando media vuelta y salió de allí sin más.

No dio un paso más fuera de la oficina cuando fue sujetada del cuello con bastante fuerza, el causante era su padre, quien se le veía furioso. “Créeme que si me entero de que te quieres salir con la tuya, seré yo quien personalmente te arranque el cuello con mis propias manos”, hablo conteniendo su ganas de hacerlo ahí mismo y sin autorización, siendo que al terminar apretó aún más el agarre, para después chistar molesto, soltarla y marcharse.

Kalifa no le daría el gusto de mostrarle que le había hecho algo de daño o mostrarse débil, ahora tenía que ser fuerte, eso es lo que más necesitaba de ahora en adelante. Ahora tenía que encontrar la manera de encontrarlo, ya que le habían olvidado decirle que si no lo conseguía ella primeramente, se podía olvidar vivir tranquilamente. 

 

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El Regreso del Rey PirataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora