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-Días después-

Le había llevado un día entero terminar el techo, pero ya tenía su cabaña finalmente hecha. Había hecho una gran pozo en tres días, para poder almacenar agua, luego de haberla revestido con arcilla. El río le quedaba a más de una hora de dónde ella estaba, por lo que no podía ir todos los días a buscar.

Y tampoco se podía arriesgar a dejar por mucho tiempo sus tierras solas.

Y ahora, casi dos semanas de estar viviendo sola, había comenzado a armar una huerta, para poder proveerse de verduras, y frutas cuando los árboles crecieran.

Agitada, terminó de arar la tierra, una hectárea entera, y se sentó bajo la sombra de un árbol, intentando recuperar el aliento. ¿Qué tanto podía esforzarse en su condición? Sabía que las alfas eran fuertes, y ella era más que un alfa, pero no sabía cuál sería su límite.

Se tomó del pecho, al sentir una punzada horrible, y apretó sus dientes, cerrando los ojos, antes de entre abrir la boca, y comenzar a respirar con dificultad.

Debía calmarse, y quizás tomarse el día de descanso, ya que su cuerpo se sentía muy agotada por el desgaste físico, y emocional.

Se apoyó contra el árbol y cerró los ojos, intentando ingresar oxígeno a su cuerpo, con la boca abierta, sintiéndose mareada. No podía perder el conocimiento ni ser débil en ese momento.

Estaba completamente sola, y su vida dependía de ella, nadie iría a ayudarla si alguien intentaba atacarla.

Se llevó una mano al vientre, y se obligó a calmarse... Debía ser fuerte.

🌗🌗🌗

—Hola ¿Puedo pasar?

—Claro —murmuró.

Natalie ingresó a la habitación y observó que el muchacho estaba acostado en la cama, mirando hacia el techo.

—¿Cómo te sientes, Kaelan? Hoy ni siquiera quisiste ir a almorzar con nosotros.

—Estoy bien, sólo no tengo ganas de nada.

—Yo no entiendo de estas cosas porque soy humana, pero ¿No crees que te sientes así por qué estás lejos de tu compañera?

—Natalie, tú misma lo dijiste, no entiendes de estas cosas, así que no tiene sentido hablarlo contigo.

—Que sea humana, no quiere decir que no sepa cómo se siente el amor, el desamor, o una ruptura amorosa.

—No sé de qué hablas, porque no hay amor. Nosotros no nos unimos por eso.

—¿Entonces no sientes nada por Brenda?

—No, lo que creo sentir, en realidad son las emociones de ella, porque estamos conectados aún.

—De acuerdo, pero dejando de lado los sentimientos de ella ¿Tú qué sientes por Brenda?

—Nada.

—¿Nada? ¿En serio nada? Porque por algo decidiste unirte a ella, por algo ella-

—Me uní a ella porque no pude contener una maldita eyaculación, Natalie —gruñó—. En ese momento le dije que se detuviera, y ella no quiso escucharme. Y como es tan estúpida, no le bastó con la unión, sino también que me marcó.

Lo observó, afligida.

—Le guardas mucho resentimiento, y quizás ella no lo hizo con maldad.

—Si lo hizo conciente o no, no me importa, me obligó a unirme a ella. Desde que apareció, se me pegó, y ya después no pude quitármela, y mucho menos cuando nos unimos, y ahí... Ya ni siquiera era dueño de mis sentimientos.

—¿Entonces no te sientes atraído por ella? ¿No te gusta realmente ni un poquito?

—No, jamás me hubiese fijado en una mujer tan ofrecida.

🌗🌗🌗

Tomó un palo, al cual le había hecho una punta con filo, y comenzó a hacer huequitos por la tierra, echando algunas semillitas, mientras iba cubriéndolos luego con sus pies descalzos.

Apenas terminara de sembrar todas las semillas que su padre le había regalado, regaría la hectárea entera, y luego por fin descansaría lo que restaba de día.

Al llegar al último tramo, observó como una de las cabras se paseaba por allí, con su cabrito siguiéndola por detrás... E instintivamente se llevó una de sus manos a su vientre.

¿Cómo haría sola cuando su panza creciera? ¿O quien la ayudaría al momento del parto? ¿Y si era más de un cachorro? Kaelan después de todo era mellizo de Biel, y ella en su familia también había tenido hermanos gemelos.

¿Y si algo salía mal? ¿Y si se complicaba? ¿O si moría en el parto? ¿Quién ayudaría a sus cachorros?

Sus ojos se cristalizaron y acarició suavemente su vientre. Ella no tendría que pasar por aquello sola. Se limpió las lágrimas de las mejillas, que habían comenzando a mojar su rostro, y continuó sembrando las semillas.

Sí, su pecho había comenzado a doler nuevamente al pensarlo.

"—Yo ni siquiera quería unirme a una hembra o tener crías, Brenda, tú simplemente... No pudiste aceptar un no como respuesta, y desde un comienzo asumiste que debíamos estar juntos."

Sollozó, deteniéndose por un momento cuando el dolor se hizo más fuerte, y se tomó del pecho. Sí, él tenía razón, ella había asumido que ambos eran almas gemelas, y al parecer no era así.

Él no quería una compañera, ni cachorros, es por eso que al final no le había dicho nada de su embarazo.

Aunque... Tal vez debería de decírselo, quizás luego terminaría odiándola por no habérselo dicho.

...

BrendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora