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—Lamento lo de mi familia, no siempre actúan como animales sorprendidos.

—No digas eso —sonrió acomodando la cama para que ella pudiese acostarse—. Tu papá y hermanos han sido muy amables conmigo, y si no me hubiesen ayudado, la cabaña no la habría terminado en un día. Mañana ya podremos mudarnos.

—¿En serio te quedarás aquí conmigo? ¿Por qué, Blake? Esto no te corresponde a ti.

—Porque me preocupo por ti y por los cachorros, Brenda. Sé que me necesitan, y quiero hacerlo, no es una obligación, es un deseo.

—¿Qué hay de Hana? Sé que tú tenías sentimientos por ella, y no le gustará para nada saber que tú estás aquí conmigo jugando a la mamá y el papá.

—No hablamos más —le dijo ayudándola a acostarse—. Luego de la competencia, cada uno siguió su camino. Además, ella no estaba interesada en mí, ella estaba interesada en Kaelan.

Brenda desvió la mirada, y se acostó.

—Y no debe tener idea de lo que se salvó —murmuró—. Si te hubiese elegido a ti la estúpida, se habría ganado el cielo.

—Tampoco tanto —sonrió colocándole un almohadón largo debajo de los pies, para que los tuviera levemente levantados—. ¿Necesitas algo más?

—No ¿Dónde dormirás tú?

—Allí, en aquella cama.

—Eso no es una cama, es un montón de cosas en el suelo. Acuéstate aquí conmigo.

—Pero-

—Hazlo por favor, no quiero sentirme tan sola.

🌗🌗🌗

—Kaelan.

—¿Qué ocurre? —le preguntó a Biel, mientras alimentaba las gallinas.

—Hoy cuando volvíamos con papá de cazar, pasamos por las tierras de Woods, la que le pertenece a la zorra esa. Y no estaba más allí.

—¿Qué quieres decir con eso?

—No estaba, la cabaña parece que fue saqueada, y no sabemos si los animales se los robaron, o ella se los llevó.

—¿Seguro ella no estaba allí? —preguntó con cierta preocupación.

—No, no había nadie, ni Blake. De seguro nuestro hermano volvió al pueblo a estudiar.

—¿Pero revisaron las tierras? Quizás ella pudo haber sido atacada.

—Era una delta, si fue así, de seguro se defendió.

—Pero estaba embarazada, Biel —gruñó.

—¿Quién? —preguntó curiosa Adda llegando hasta ellos—. Ten amor, te traje un vaso con agua fresca. ¿Tú también quieres uno, Biel? No sabía que habías llegado —sonrió.

—Gracias Adda, sólo estaba de pasada.

—De acuerdo. Continuaré con el almuerzo, si necesitas algo avísame, Kaelan. Y Biel, pondré un plato más en la mesa por si cambias de opinión y decides quedarte a comer —sonrió antes de irse.

—Ves, ella sí vale la pena. Es bonita, amable, habla bien, no como la otra vulgar escándalosa.

Kaelan lo miró serio y luego le dió la espalda.

—Debo continuar, si no tienes nada más para decirme, puedes irte, Biel.

—¿Qué te pasa, Kaelan? ¿No me dirás qué la extrañas ahora, verdad? O que estás arrepentido. Esa loca de mierda no le llega ni a los talones a tu nueva mujer.

BrendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora