Bienvenido

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Mientras tanto...

Jingyi acarició con su hocico el suave pelaje de su esposo, antes de levantar vuelo y dirigirse hacia las cuevas lejanas en las fronteras de Gusu. 

"Mi querido, mi amado Qiren, espero que puedas perdonarme... "

Estando cerca a una cueva en específico, la cual se veía un poco más oscura ante la luz de la Luna, tuvo que mirar a todas las direcciones para evitar que algún posible guardia o discípulo de su esposo que lo haya estado siguiendo, tenga pruebas de lo que iba a pasar en esa cueva. Por suerte, no había nadie. Respiró hondo sintiéndose aliviado. En un rápido movimiento entró en la extraña cueva, pues, normalmente, solo los exiliados venían a morir ahí.

Escuchó unos suaves golpes y sonrió, mostrando sus enormes colmillos de manera amistosa.—Soy Jingyi, ¿no notas este bello azul?... — contoneó su cuerpo haciendo relucir más su escamas jóvenes.

Esa demostración fue suficiente para que aquello, que Jingyi fue a ver, saliera hacia una parte de la cueva en dónde la luz de la Luna llegaba un poco.—La mayoría de los dragones jóvenes son de tu mismo color... pero ninguno de ellos tiene permitido casarse hasta tener escamas celestes y, aún así, tú tienes una mordedura en el cuello como marca de pertenecer a un solo omega... —La sonrisa de Jingyi ahora parecía más una mueca incómoda.— y el fuerte aroma de mi tío celosamente esparcido por todas tus escamas jóvenes, llena cualquier lugar a donde vayas... 

—Y, tú sigues oliendo a ese híbrido que casi te lleva a la muerte... —La voz amable ahora parecía un gruñido.

La pequeña silueta se movió un poco reflejando un par de ojos dorados muy brillantes —Jingyi... 

—Perdón, no quise decir eso... —Realmente lo lamentaba, no pudo medir sus palabras pues aún muchos no aceptaban que se haya casado con un omega tan mayor, y estaba un poco cansado de recibir ese tipo de comentarios que no le incumbe a los demás. —En verdad, agradezco mucho que hayas regresado...

Hubo un pequeño silencio pero fue muy incómodo.  Jingyi solo pudo respirar con normalidad cuando escuchó la suave exhalación de lo que antes fue su amigo.

—Te equivocas... — A diferencia del cauteloso andar de los dragones, un repentino y curioso sonido empezó a llenar el silencio de la cueva. La pobre Luna muy pronto sería reemplazada por el travieso Sol pero su brillo blanquecino pudo acariciar la delgada figura de lo que era un hombre hermoso. 

La mayor parte del extraño cuerpo estaba completamente cubierta por un manto negro, en cambio, su cabeza estaba sin ningún tipo de tela; arriesgándose a mostrar: Un largo cabello negro, una extraña nariz pequeña, ojos con pupilas redondas y la piel lechosa con casi ninguna escama. Un humano.

El dragón que antes había jugado y cuidado a Jingyi como un hijo, ahora se presentaba con una apariencia repugnante. El joven dragón no podría reconocer a ese hombre si no fuera porque aún se podía ver, cerca de sus ojos, los bellos diamantes celestes que caracterizaban a un dragón adulto.—Xi-

—Dejemos las cosas claras, Jingyi... —Esos extraños labios. Esos rojizos labios que por siglos han sido abiertos solo para destruir. Esos labios empezaron a dejar salir palabras.—No he regresado, jamás podría volver a un lugar en dónde mi esposo no es aceptado. Solo estoy aquí por mi pequeño hermano.



Un zorro enamorado puede más que un dragón|°•!FINALIZADO!•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora