Prólogo

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El sonido de los automóviles empezaban a hacerse más notorios a medida de los minutos, para ser exactos la desesperación de los trabajadores en estar atascados en el tráfico y tener cierta ansiedad de no poder llegar a tiempo a sus respectivos trabajos en esa gran ciudad. Apenas eran las 06:40 a.m. y al menos Liyue estaba hecho un desorden.

Los rayos de sol también se hicieron notorios en la habitación de cierta pequeña, quien lentamente iba abriendo y parpadeando sus ojos para adaptarse a la luz que entraba por la ventana a lado de su cama. Al sentarse en su sitio, volteo y revisó la hora que era y al verla no se preocupó por mucho, al parecer ella iba a tiempo de su rutina diaria. Por lo que después de unos segundos se levantó de su cama y se colocó sus pantuflas.

Salió de su habitación para llegar al pasillo que daba entraba a varios cuartos más, pero ella se dirigía a la barda de la cocina donde estaría su desayuno previamente listo. Al parecer sus alimentos de ese día era un pan tostado con mantequilla de maní, adornado con fresas y plátano para poder formar un gatito, algo que alegraba siempre el día de la pequeña.

Subió al alto banco que tenía la barda y cuando se acomodó en su asiento, con ambas manos sostuvo el pan y en un gran mordisco y una sonrisa empezó a saborear el pan. No fue hasta que la presencia de alguien la distrajo de su deliciosa acción.

—¿No quieres acompañar tu desayuno con un poco de leche, Ganyu?

Era la voz de un hombre de cabello oscuro y puntas ámbar, que con una mano limpiaba la mejilla de la pequeña y el otro brazo sostenía un infante de menor edad que la otra.

—Mmm...ayer me tomé una de fresa, ¿no hay vainilla? —preguntó, comiendo la fresa que se suponía que era un bigote del gato.

—Déjame revisar.

Antes de que pudiese realizar esa acción dejó al pequeño de cabello azabache a lado de su hermana.

—¿Qué figura te tocó hoy, Xiao? ¡Oh! Es un pez, ¡Qué bonito! -su hermano giró su cabeza confundido.

—Pensé que era una mosca.

Zhongli dejó dos leches de sabores a su lado. Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de su hijo y con cuidado, sus manos sostuvieron su comida. Al igual que su hermana una gran mordida al pan tostado de queso crema, fresas y arándanos bastó para llenar sus pequeños cachetes y causar gran satisfacción.

—¿No vas acabar tu desayuno, Ganyu? Aún te queda poco más de la mitad.

—Ahorita papá, voy a cambiarme para la escuela, hoy, ¡Ah!, mi sudadera nueva esta limpia, ¿verdad? Hoy la quiero llevar a la escuela, debo enseñarsela a Kequing.

La niña de cabellos celestes preguntaba emocionada de mostrar la ropa que su padre le había regalado por lo que él, como el increíble padre que era, ya lo tenía previsto y la lavo un día antes para tenerla lista.

El hombre al mostrarle la sudadera limpia creó una brillante sonrisa en el rostro de la pequeña que enseguida corrió a agarrarla con sus brazos y después a su habitación donde se preparaba para la escuela. Se colocó sus calcetas blancas hasta la mitad de su pantorrilla con unos zapatos negros, su camisa de manga larga blanca con su moño en el cuello y su falda-short color azul marino, para al final colocar el chaleco del mismo tono que el listón de su cuello.

Cuando terminó de arreglar su uniforme, se sentó en su tocador el cual tenía varias cremas, pasadores, juguetes y perfumes; se colocó en sus brazos y rodillas una crema humectante, y cepillo su cabello, agarrándolo en una coleta baja tratando que su cabello ondulado no se viera mal en la parte de su cara, al parecer su fleco a veces era algo rebelde.

𝑰𝒕'𝒔 𝒚𝒐𝒖, 𝒂𝒈𝒂𝒊𝒏 || ZhongchiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora