10

294 34 18
                                    

TW: Problemas de autoestima, asesinato y...cuchiplanche.

Los días habían pasado más rápido de lo que ambos podían haber imaginado entre citas, besos, abrazos y algunos malentendidos; que al final los resolvían de la mejor manera posible. Mayo y junio se habían ido y su relación ya había cumplido dos meses, motivo por el cual tanto Childe como Zhongli habían agradecido, pues ninguno de los dos seguía sin creer que estaban siendo amados por alguien tan increíble.

Childe estaba en su auto camino a su trabajo y tan solo esperaba a que el día acabara ya; el día de hoy Zhongli lo había invitado a cenar. Solo ellos dos, solos. Desde hace tiempo el castaño había planeado eso para que todo saliera a la perfección, por lo que estaba impaciente para ver lo que era todo el plan.

Finalmente había llegado al Banco del Norte, sus subordinados empezaron a saludarlo desde que el había cambiado su temperamento a uno más relajado y ameno, obvio todo gracias a novio; por lo que al entrar que aquello no ocurriera se le hizo extraño.

Había pocas personas, y la mayoría se mostraban muy ocupadas. Ese silencio lo conocía. Sobre todo sus dudas se aclararon al dirigirse a su oficina. Antes de abrir la puerta pudo ver como esta se encontraba distinta. Esa diferencia era casi imposible de notar, pero su instinto le decía que había alguien dentro, por lo que preparó su horrible temperamento listo para debatir cualquier cosa.

Abrió la puerta fuertemente con una mirada amenazante que se suponía que iba ir con una frase desafiante, pero al ver de quien se trataba una pequeña sonrisa apareció en rostro.

—Tartaglia, hace tiempo no te veía, ¿por qué tan enojado?

—Pensaba que era el idiota de Dottore —cerró la puerta y se sentó en el sofá—. Pulcinella, ¿me extrañabas mucho y viniste a visitarme? —sonrió burlonamente.

—Puede ser. Este pobre anciano pudo haber evitado el viaje si tan hicieras bien tu trabajo en vez de estar holgazaneando —señaló al pelirrojo reganándolo—. Además mírate, estoy seguro que ni te peinaste hoy, ¿verdad? —pusó su mano en las hebras pelirrojas.

—Por los Arcontes, deja mi cabello, no soy un niño —rió un poco al sentir como era alborotado—. Además, ese gorro que llevas apesta.

Childe trató de quitárselo pero recibió un bastonazo de Pulcinella, quien buscaba un libro en el estante de la oficina. Una vez lo encontró empezó a hojearlo un poco, pero a lo segundos los dejo en el escritorio. El pelirrojo notó que había dejado algo dentro por lo que se levantó a ver el contenido, recibiendo otro bastonazo.

—Ok, esto está empezando a doler.

—Entonces aprende a respetar y ser paciente —volvió a señalar con el índice—. Podrás leerlo luego, pues necesito hablar contigo.

—Que aburrido, mejor cuéntame de mis hermanos.

Pulcinella era de las pocas personas en las que confiaba plenamente Childe dentro de la organización, él había sido de los primero en cuidarlo desde que él llegó a aquél lugar. Cuando sus viajes de largo tiempo iniciaron, el hombre de baja estatura se encargaba de visitar a sus hermanos un tiempo para entregar regalos que enviaba o entretenerlos un rato.

—Tu posición está siendo amenazada.

Eso borró la sonrisa de su rostro y por más que odiara su trabajo no podía darse el lujo de quedarse sin él. Lo necesitaba. Estaba consiguiendo todo lo que una vez le prometieron y no dejaría todo en aquel momento, estaba cerca de ello. No se rendiría.

Se levantó del sofá y caminó al estante para recargarse en él. Se sentía frustrado y nervioso, ¿cuál era la razón?

—Al parecer hay rumores que trabajas con Ninguang —Pulcinella le otorgó una fotografía donde se veía él con una mujer de cabello azabache corto—. Capturaron esta imagen. Esa mujer es subordinada de Ninguang y por supuesto, la enemiga número uno de Pantalone. Debes tener cuidado.

𝑰𝒕'𝒔 𝒚𝒐𝒖, 𝒂𝒈𝒂𝒊𝒏 || ZhongchiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora