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El pelirrojo había entrado al edificio de la empresa con la cual debía hacer una negociación para el bien de la organización a la cual pertenecía. No hubo mucho problema con la bienvenida, pues en la entrada pudo observar a quien parecía ser la directora de aquel edificio, quien era muy joven. Pero eso fue en lo menos que pudo pensar, pues había muchas personas que aún eran muy jóvenes para dichas situaciones, por lo que sin darle importancia a ello, entrelazo sus manos con la sonriente chica que se presentaba carismaticamente.

Cuando la chica de dos coletas le mostraba el camino hacía la oficina que tendría lugar la reunión, Childe, observaba hacía los ventanales donde se apreciaba los floridos árboles que soltaban sus hoja con el viento; los vivos colores que aquellas plantas tenían no eran nada parecidos a los de su ciudad natal, donde todos los árboles de Snezhnaya eran pintados por los copos de nieves que caían.

Al entrar al elevador levantó su mirada de sus pies, y a lo lejos pudo ver entrar a un hombre alto, con largo cabello castaño en una coleta baja y con brillantes ojos ámbar en la entrada de la empresa hablando seriamente con un hombre. ¿Acaso él trabajaba en este lugar? El conjunto de las tres coincidencias provocó una sonrisa para el mismo, algo que pudo notar Hu Tao quien de reojo volteó hacía atrás para hablar con quien decía llamarse Tartaglia. No había visto una mínima reacción positiva en su rostro desde que lo vio, pero de repente este sonrió, un gesto extraño para la chica.

En la reunión sus ojos cruzaron con los de Zhongli múltiples veces por lo que era inevitable no sonreír a la única persona que podría decirse que conocía en toda la ciudad de Liyue y que aparte había sido amable con él. Por lo más extraño que pareciera, las personas de Snezhnaya eran tratadas ''diferente'', debido a los sucesos del pasado que se convirtieron en estereotipos; siendo Childe víctima de algunas miradas o frases de vez en cuando, pero ese día el y sus hijos habían sido la excepción.

Aquel viaje de negocios si que sería interesante.

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Se dirigía a una oficina en específico, había aprendido su camino el día anterior que la directora le había mostrado; evitando el contacto con cualquiera de los trabajadores que pudieran chocar con él, pues debía entregarle algo a Zhongli.

No supo el por qué lo hacía: si era porque el padre de la niña le cayó muy bien, la culpa de haberle pegado a alguien con la misma edad que uno de sus hermanos o la amenazante mirada del azabache que lo vio fijamente con gran odio por aquel accidente. Probablemente fue la última, y la pesadilla que tuvo con ese niño podía confirmarlo.

Tocó la puerta de cristal que había frente a él, llamando la atención del hombre que no dejaba de escribir en su computador que con un movimiento de su cabeza, pudo comprender que le estaba dando permiso para entrar.

—Buenos días, Tartaglia. Dime, ¿En qué puedo ayudarte el día de hoy?

Desvió sus ojos de las letras frente a él para enfocarse en la persona que tenía enfrente, que ante aquella pregunta dejó una bolsa mediana en el escritorio con el logo de''Adeptus'' reconociendo la pastelería al instante. La rareza de su acción le hizo levantar una ceja mostrando confusión en su rostro

—No puedo comprender esto.

—Se que habías dicho que no había problema con el incidente de tu hija pero, ayer al pasar por la pastelería que menciono tu hijo no pude evitar comprarle esto.

El pelirrojo señaló la bolsa, por lo que Zhongli se levantó de su asiento y empezó a ver el contenido que llevaba, sacando una pequeña caja con 4 pastelitos dentro.

—Tartaglia...esto, enserio que no deberías molestarte por este asunto, pero, gracias por el obsequio, estoy seguro que Ganyu podrá disfrutar de esto.

𝑰𝒕'𝒔 𝒚𝒐𝒖, 𝒂𝒈𝒂𝒊𝒏 || ZhongchiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora