𝑪𝒐𝒏𝒔𝒕𝒆𝒍𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝑨𝒏𝒅𝒓𝒐́𝒎𝒆𝒅𝒂

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- ¡RAVENCLAW!

El sombrero exclamó con tanta fogosidad para que todos aquellos situados en el gran comedor escuchasen, y no fue para menos, pues cada uno de ellos se levantaron con tanto dramatismo, gritando, aplaudiendo y silbando, una mesa más que otra claro está, aunque si vemos la realidad, unos solamente lo hacían por compromiso o había otros que anhelaban que las presentaciones acabasen para poder seguir degustando su comida. Alcíone, una vez que el sombrero se le fue quitado de su coronilla, se fue encaminando hacia dicha mesa de colores azul y bronce, con la cola de su vestido siendo arrastrado junto con el tintinear de las joyas en sus tobillos.

- ¡Ramé! -vociferó con tanta emotividad una joven de tez amielada, rostro ovalado, con el cabello castaño oscuro en un rodete desordenado pero que, con aquellos cabellos salidos, te podrías dar cuenta que era rizado, con cejas pobladas y perfiladas, nariz ancha, ojos almendrados de color caramelo y labios medianos. Aquella mujer se levanta de su asiento como un resorte y salta encima de la mesa haciendo oídos sordos ante los reclamos por su acción, al bajar de la mesa se aproximó corriendo a su amiga de cabellos platinados, aunque tanta efusividad no fue medida al saltar a sus brazos para abrazarla ya que si no fuera por Alcíone que conoce a su amiga como la palma de su mano hubieran caído de bruces.

-Tinker -afirmó con una sonrisa la platinada al sentir su aroma a jazmines con té negro de su amiga.

- ¡Estamos en la misma casa! -exclamó con entusiasmo su amiga siendo demostrado por el cambiar de sus cabellos a un rosa chicle.

La joven al ver que su cabello por aquellos mechones que le caían en su cara, había cambiado de color cerró los ojos, respiró y exhalo hondo tratando de calmarse, puesto que no le gusta demostrar sus emociones ante los demás a no ser que sea su familia. Al relajarse y regresar su cabello a la normalidad, abrió los ojos y observó que su amiga le miraba enternecida.

-Espero que estemos en la misma habitación también -opinó Alcíone.

-Creo que así será -habló con determinación la peli castaña mientras entrelazaba su brazo con su amiga y la encaminaba a su asiento- porque cuando subí hace un rato vi un espacio vacío... -quedó unos instantes muda al recordar algo- también tendremos una compañera -al mencionar a dicha chica, la comisura de su labio derecho se elevó por unos momentos- es linda, no sé cómo antes no la había visto.

-Eso es porque prefieres los libros que el socializar -comentó con un toque de burla su amiga.

-Calla que eres igual que yo -al llegar a su asiento y alzar la mirada hacia el frente, vio a Luna que leía la revista el quisquilloso al revés- Luna, te presento a la chica de la que te hablaba, Luna ella es Alcíone, Ramé ella es Luna Lovegood.

Aquella joven de cabellos también platinados, cara redonda, cejas delgadas, de ojos anchos de color celeste, labios pequeños y delgados, y su nariz ancha. Luna, con sus ojos celestes miró cada detalle minuciosamente de Alcíone, esta al ser observada se removía incomoda en su lugar, lo que no sabía era que la bella Luna no la veía con malas intenciones, al contrario, ella veía su belleza como la noche.

Admirando aquella belleza.

-Es como las estrellas -bisbiseó Luna con cierto brillo en sus ojos.

- ¿Qué? -cuestionó Alcíone.

-Chaska -habló con una sonrisa de dientes Luna.

-Perdón Luna hermosa -habló la peli castaña con confusión- pero no te entendemos.

-Chaska -dijo una vez más como si fuera obvio- significa Diosa de las estrellas -con calma la oji celeste explicaba a las nuevas conocidas- eres demasiado hermosa.

Alcíone se ruborizó notoriamente y le regaló una sonrisa encantada a Luna, mientras que la otra chica trataba de ocultar su sonrisa al tomar de su jugo de calabaza.

-Definitivamente eso es mejor que el apodo de Charles -musitó la castaña con burla y un toque de malicia.

- ¿Tu eres Tinker entonces? -preguntó con inocencia Luna- hablaste tanto de la llegada de Alcíone que se te olvidó presentarte.

-Siempre es así... -comentó con burla Alcíone.

-Si...una disculpa por ello, me llamo Anne -le regaló una sonrisa de disculpa mientras le extendía la mano como presentación.

-Verás Luna, en nuestra familia tenemos la costumbre de ponernos apodos, ella me dice Ramé...

-Aunque Chaska está lindo... -interrumpió Anne- y ella me dice Tinker.

-Porque se parece a un hada de un cuento muggle al hacer lo que ama por los aires.

-Entiendo... -murmuró comprensiva Luna.

-Pero ahora tú me puedes decir Chaska si eso prefieres.

-Perfecto -sonrió entusiasmada la chica- entonces ¿seremos amigas?

- ¡Por supuesto que sí! -aclamaron ambas amigas al unísono haciendo feliz a dicha chica.

Lo que ellas no sabían, era que cierto grupo de personas les habían estado observando desde que Alcíone puso un pie en el comedor, cada uno con diferentes emociones y pensamientos.

Pero que el destino les terminaría juntando por accidente.

O tal vez no lo sea...




Cuando las estrellas se vean y digan tu nombreWhere stories live. Discover now