𝑷𝒊𝒔𝒄𝒊𝒔

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-Me las van a pagar esos idiotas de fotocopias -declaró asqueada Anne, mientras caminaba con sus amigas platinadas a Hogsmeade y al mismo tiempo, se trataba de quitar aquel líquido viscoso de color verde olivo que se encontraba en su cabello- por Rowena, con el desorden que es de por sí mi cabello.

-Te podemos ayudar después David y yo con alguna poción.

Esa misma mañana de octubre, las tres tenían planeado ir a Hogsmeade y encontrarse con Charles, Lettie y David en las Tres Escobas, se habían levantado temprano y alistado para no llegar tarde y que el lugar se llenara a tal punto que luego no pudieran tener oportunidad de conseguir lugar, pero para desgracia de Anne, quien se le había olvidado su cartera tejida a crochet, -regalo de Charles, que va en conjunto con el chal de Alcíone- donde tenía sus galeones y sickles, tuvo que regresar hasta su habitación por ello, que cuando iba de nuevo a la salida para reencontrarse con sus platinadas amigas, cayó en la broma de los gemelos Weasley, y estos mismos echaron a correr antes de poder explicar que la broma no era dirigida hacia su persona, pues la profesora McGonagall estaba detrás de ellos.

Al llegar el trío a dicho lugar, se sentaron en una esquina con perfecta iluminación pero que tampoco llegaba a ser molesto, mientras esperaban a los demás y hablaban de cosas triviales aún con una morena disgustada por la broma que se notaba por el cambiar de su cabello a pesar de que Alcíone tratara de calmarla.

-Mis ladies -habló un joven con voz levemente ronca una vez estuvo cerca de ellas para llamar su atención, una vez dada, le otorgó a las chicas una sonrisa de labios cerrados y se posicionó en una de las sillas, dejando en la mesa diferentes pergaminos con diseños y listones de distintos colores en estos.

-¡Almirante! -saludó con emoción Alcíone.

-Gracias a los ancestros que nos encontrábamos cerca porque no aguantaba más mis pies -se quejó una mujer una vez que dejó un beso en la coronilla a las tres amigas que le sonrieron con un deje de burla y ternura, más cierta platinada y morena, que conociendo ya a esa mujer, sabían que sobre exageraba.

-Damas -saludó con emoción cierto castaño en cuanto llegó a la mesa con los tarros de cerveza de mantequilla y tés flotando detrás de él, haciendo que después aterrizaran con gentileza en dicha mesa- Kéfi -abrazó con cariño a Alcíone y se sentó después a su lado derecho- ¿todo bien Anne?

-¡No! -exclamó con frustración la nombrada -fui el blanco de un par de fotocopias, ¡mira mi cabello! -después de gritar eso último se desplomó en la mesa agobiada.

-Si... bueno, aquí están los nuevos diseños para sus trajes mis ladies -carraspeó y habló algo desorbitado Charles, observando como David se acercaba a la morena para ver de cerca la sustancia de su cabello.

El joven de cabellos desordenados fue repartiendo dichos diseños a sus respectivos dueños con los que se había inspirado, sin contar a David y Luna ya que estos no eran parte del show, pero aun así logrando mostrarles unos pergaminos. Los anteriores dos últimos mencionados estaban junto Anne, David detrás de ella tratando de arreglar el desastre que creó aquella broma y Luna a su costado derecho de ella.

-¡Oh, por los ancestros!, ¡dioses!, ¡dioses!, ¡dioses! -gritó con emoción Alcíone una vez tuvo en sus manos un pergamino que era específicamente diseñado para ella- ¡Este diseño te quedó increíble almirante!, lo tengo que usar en el siguiente show, ¡me encanta! -su emoción incrementaba mientras que más lo veía más se enamoraba de dicho diseño, dando así pequeños saltos en su lugar y provocando pequeñas risas en los demás.

-Como siempre te luces en nuestros vestuarios Charles -alagó Anne que veía con algo de impresión su diseño, el mencionado sonrió en grande al ver las reacciones de las mujeres por sus diseños- ¿ocupas ayuda en algo?, sabes que siempre puedes pedírnosla... ¡auch! -se quejó cuando David había jalado con fuerza un mechón de su cabello.

-Lo lamento, no fue mi intención de verdad -dijo con algo de culpa pero con cierta diversión David- lástima que no estaré para esa presentación que darán -lamentó al recordar que para su primera presentación en Hogwarts, no le permitirían el acceso.

-Tranquilo David, podrás estar en el gran show en primera fila como siempre -tranquilizó al hombre Lettie que aun seguía viendo su diseño.

-Además que Helen no permitiría que su príncipe encantador esté lejos de su vista para ver su gran espectáculo -comentó con burla Charles, Anne levantó la vista de su diseño para observarlo y apuntarle con el dedo índice mientras soltaba una pequeña risa pues le daba la razón al joven, esa niña puede tener siete años pero si que era un tormento hecha y derecha, más si se trataba de David y Alcíone.

-¿Qué puedo decir? -mencionó con grandes aires y burla David mientras se volvía a sentar y sacaba de su maletín una poción para Anne.

-Ya, ya, dejen a la pobre Helen que no está aquí para defenderse -chitó Lettie a los hombres presentes, tomó un poco de su cerveza de mantequilla y después se dirigió al trío- ¿cómo les ha ido hasta ahora?

-¿Qué acaso Afrodita no te estuvo mandando cartas como a nosotros todo el tiempo?

-Si, pero aun así quiero escucharlo de sus propias palabras, además no las he visto por casi un mes así que silencio.

-Sinceramente no nos quejamos, tanto los padres de Ramé como David aquí presente, fueron buenos maestros -expresó con tranquilidad Anne mientras dejaba su taza en la mesa después de darle un sorbo- hasta siento, en mi opinión, que Hogwarts está atrasado con nuestra enseñanza.

-¿A que te refieres? -cuestionó Charles con el ceño ligeramente fruncido.

-Se refiere a que, lo que mis padres y David nos enseñaron van más avanzados que la misma escuela -mencionó Alcíone mientras le enseñaba su diseño a Luna- absolutamente todo lo que nos están queriendo enseñar ahora, prácticamente ya lo vimos y eso nos aburre a veces.

-Ellas me enseñan a mí en ocasiones cuando se me complica alguna cosa -expresó con parsimonia Luna- a pesar de que van tres años arriba, saben explicar todo a la perfección.

-Bueno, vean el lado positivo, pasaran fácilmente y con excelentes notas-observó David.

-Si, de eso no me quejo realmente -alzó una mano para restarle importancia Anne.

Los seis continuaron hablando animadamente lo que restaba de día en esa salida, mientras dos de ellos tomaban cerveza de mantequilla, los otros cuatro tomaban té, realmente estaban feliz de poder estar juntos, de compartir ideas para el show que darán próximamente, que cada vez se acercaba más y más, pero, a pesar de las risas, cierto castaño tenía una pesadumbre en mente pero que ocultaba perfectamente, pues conociendo a su Kéfi, esa noticia la iba afectar como suele hacerlo cada vez que se acerca aquel problema, su esposa...

Su hermana misma.

Que aunque el hombre realmente no sabía que había detrás de aquellas hermanas y a pesar de que una de ellas fuera su esposa, realmente apoyaba a Alcíone, lo único que esperaba, era que las cosas no fueran a explotar.

Pero que falsas ilusiones se estaba dando...

Cuando las estrellas se vean y digan tu nombreWhere stories live. Discover now