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Maratón 1/3
Ajetreada.
Cansada
Nerviosa.
Pero sobre todo, extasiada, pues el gran día al fin había llegado.
Aquella tarde fría y ventosa, un día antes de Halloween, habían llegado las escuelas extranjeras a Hogwarts. Exclamaciones de asombro y alegría se habían escuchado frente al gran lago tras las exuberantes entradas de dichas escuelas. Pero sobre todo de Alcíone que se encontraba con un brillo en sus ojos y anonadada de dichas maravillas, pues no todos los días vez un barco emergiendo del agua como de unos unicornios alados llevando un carruaje con colores azules.
Pero el verdadero vigor del momento del día estaba llegando, el día más esperado para cierta morena y platinada.
Oh santos hipogrifos. Ese pensamiento no abandonaba su mente inquietante.
Tanto era el nerviosismo de Alcíone que su pierna izquierda se movía inquietantemente de arriba hacia abajo creando un ruido sordo debido a sus zapatos de tacón bajo, provocando que sus compañeros que se encontraban a su alrededor se hastiaran y agobiaran por dicho tic.
Y entonces sucedió, ahí mismo, sentada en aquella banca de color caoba desgastada por los años, lo sintió, haciendo que el tic de su pierna no fuera lo único, aunque si bien, lo ha hecho una y mil veces ese sentimiento jamás se iba, ¿por qué no se iba? Respira uno, respira dos, tranquila. Es lo que se decía una y otra vez a sí misma en su mente al sentir las palpitaciones de su corazón queriendo salir de su pecho junto con aquel ardor conocido en esa zona, su boca seca como el desierto, el mareo y manchas negras de su visión junto con el temblor de sus manos sudorosas. Ya lo has hecho antes, vamos. Pese a que se diga a sí misma el mantra conocido como una vieja amiga el sentimiento no se iba, aquel temor por estar frente a la gente y presentarse.
Si bien era una persona extrovertida en muchas ocasiones, lo introvertido jamás se iba, siempre está ahí pegada; la tranquilidad era algo que prefería sobre cualquier cosa, el comunicarse y socializar con otra gente era fácil pero prefería que estos no se le acercaran e invadieran su espacio personal pues no tenía la paciencia suficiente con cierta gente al igual que sus propias energías la movían a ella, terminando cansándola, por eso, por más que fuera parte del gran circo de su familia, prefería estar en su habitación leyendo o en el pasto bajo los rayos del sol acostada disfrutando del silencio y paz de la naturaleza. Y su lado extrovertido, bueno, había ocasiones -mayormente siempre- que explotaba de energía cuando hacía aquello que le apasionaba, que podía hablar frente a la gente sin ningún atisbo de ansiedad o pánico, que podía ser quien realmente es, disfrutar quien es. Pero a pesar de ello, prefería mil veces la tranquilidad de la naturaleza o su habitación que una sala llena de gente con sus situaciones.
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Cuando las estrellas se vean y digan tu nombre
Fanfiction- ¿Por qué no comparar nuestro amor como una galaxia? -expresó con entusiasmo saliendo de cada poro en su ser, Fred. -Es prácticamente lo mismo -secundó con el mismo entusiasmo al mismo tiempo que daba un salto para ponerse encima de la mesa, George...