03

105 15 0
                                    

Cómo ya era costumbre después de ya haber pasado varios días aquí, recorrí el mismo camino de cada mañana.
Y nueva mente terminaba frente aquel hermoso paisaje.

Algo me llamaba para entrar. Empecé a caminar hasta que el agua tocó mis pies...¿que se sentiría entran al agua tan temprano?

El frío empezó calando lentamente hasta que mi cuerpo sintió el ardor,era como si me hubiera recostado en un bloque de hielo.

A los segundos después de haber entrado por completo a mí mente llegó el recuerdo de que no sabía nadar.

El aire dejo con rapidez mi cuerpo. Que tonta, realmente fui tan tonta pero me sentía hipnotizada por la forma en que se veía el mar a esa hora.

Cerré mis ojos esperando a que el momento llegará, ya casi inconscientemente, sentí como un brazo rodeaba mi cintura. Casi no sentía su toque pero aquel abrazo/no abrazo era lo que mi cuerpo pedía hace tanto.

Para cuando abrí nuevamente mis ojos, el brillo y color blanco me cegaron por un par de segundos.

—¿Dónde estoy?

Una chica pequeña apareció a los segundos, su vestimenta me dió la pista de dónde me encontraba, odiaba los hospitales.

—Doctor ,ha despertado.

Me habían dejado ir después de unas preguntas y una inspección completa,me regañaron y me dieron un número de un psicólogo.

Con ropa diferente a la que en un principio tenía salí del pequeño hospital y me di cuenta que ese lugar aún no lo había recorrido.

Viendo que aún era temprano me dedique a ver a los alrededores, el aire seguía frío pero se notaba más tarde talvez ya eran las cuatro o incluso un poco más tarde. Ya no importaba si perdía tiempo, tenía el dinero necesario para estar sin trabajo durante un mes.

A lo lejos ví una bancas y caminé hasta ellas para tomar asiento.

Una pareja de ancianos captó mi atención, pasaban tiempo su familia,una pequeña niña y un cachorro, una mujer abrazaba a su pareja mientras reía a lado de los mayores,sin duda era algo hermoso para apreciar.

—Buenos días señorita... disculpe ¿Esto es suyo?

Un niño de unos diez años se acercó a mi con una sudadera deportiva, me le quede viendo pero no la reconocí, lentamente le negué mientras le sonreía.

—No es mía...

—¿En serio? Mmmh...mi amigo dijo que si era de usted.

—¿Tu amigo...

—Si, Yoon.

—Pues dile a tu amigo Yoon que talvez vio mal, pues está sudadera no es de mi pertenencia.

—Si,se lo diré, pero ¿Se encuentra bien?

—¿Porque lo preguntas?

—Porque Yoon dijo que la saco del mar.

Ahí fue cuando recordé como un brazo rodeo mi cintura para sacarme del agua.

—Me puedes llevar con tu amigo.

Señas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora