Bell se arrastraba por el suelo rocoso, avanzando a pesar del dolor que sentía sobre el costado de su cuerpo.No fue hasta que sus piernas cobraron fuerzas de nuevo que dejo de arrastrarse, aún así, sin ningún tipo de descanso, continuó avanzando, tenía que verlo con sus propios ojos.
Entonces llegó, frente a él yacía el enano, con los restos del escudo con el cual lo había protegido, roto, así como la mitad del cráneo gigantesco del hombre.
—Ghyarfinn...
Pero eso no era lo peor de todo, no importaba a dónde observará Bell, el paisaje que bañaba su vista estaba lleno de grandes espadas, armaduras, lanzas y cuerpo rotos; banderas de guerra, arbustos cuerpos y hasta algunas rocas en llamas.
Hombres y mujeres, humanos y demi humanos, sin distinción alguna de sexo y raza, todos muertos.
Al final de cuentas, la muerte no discrimina, es justa y equitativa.
—Alf, Reval, Janis, Luna.
No importa que los llamase, no respondía nadie, sus camaradas habían perdido la vida.
Ese era un resultado que ya habían esperado, al fin de cuentas estaban en el valle de desesperación, el panteón de los héroes del pasado, allí donde habían conocido la desesperanza. Más al norte del continente, el lugar donde esperaba la última gran misión, aquella que ni los más legendarios guerreros, ni las facciones más poderosas habían podido completar. La falta de restos de monstruos y el exceso de bajas humanas era prueba de ello, esto no lo había ocasionado una horda gigante, una emboscada o una ardua batalla.
Era el resultado inevitable de enfrentarse a aquello, el ser más poderoso que ahuyentaba incluso a la bestia más viciosa y maldita de las profundidades más atroces, <La gran calamidad>.
Bell continuo caminando, tal vez si seguía adelante encontraría a alguien con vida. Se sentía responsable, el fue quien lideraba el frente, <El general Blanco>, la última esperanza de la humanidad, gracias a él todos esos grandes guerreros habían seguido su llamado, por eso Ghyarffin había dado su vida a cambio de protegerlo a él.
—Todo por mi promesa.... Todos ellos cayeron gracias a mi promesa...
No, esos pensamientos eran peligrosos. No lo habían seguido por mero capricho, ellos estaban allí por un objetivo mayor, el completar las grandes misiones significaba que la humanidad ganaría, si, al final de cuentas [............................................................................................................................................].
Mientras avanzaba por el valle Bell la tocó, la gema de la espada ahora muerta en su cintura, aquella espada que era parte de una dupla, así como Bell en el pasado, el dúo que el mismo rompió al venir acá.
—Lo siento... Rompí mi promesa contigo.
Otra vez, pensamientos peligrosos cruzaron por la mente de Bell, pensamientos en permanecer aún en Orario, manteniendo la dupla de espadas juntas, los días si pacíficos, días llenos de esperanza y alegría.
«¿Qué estarás haciendo ahora?, ¿Seguirás enojada conmigo?, ¿Decepcionada?»
Al final Bell encontró lo que buscaba, sobrevivientes.
El batallón de respaldo seguía con vida, al observarlo se acercaron al muchacho.
—¡General! —Gritó el capitán del batallón, un Weretiger de melena amarilla— ¡Me alegra de verlo con vida!
—Falgar, el sentimiento es mutuo. Veo que la mayoría de ustedes han sobrevivido.
—Tuvimos algunas bajas pero, el daño fue menor que el batallón principal.
Los demás miembros del batallón asintieron, muchos de ellos tenían expresiones de miedo en sus rostros, muchos otros simplemente estaban felices de mantener su vida.
—Necesitamos reagruparnos Falgar, avanzar e intentar de nuevo.
—¿Aún seguirá adelante, general? —Falgar cuestionó al humano, era claro que en el fondo, el quería largarse de ese infierno.
—Ya hemos llegado hasta aquí, hemos sacrificado mucho, sería una vergüenza que nos retiremos ahora.
Falgar observó como la determinación del general Blanco no había flanqueado, como posaba su vista hacia donde se había dirigido la calamidad, el destino final de la humanidad.
—¡Hombres, tomen sus armas! —Rugió el Weretiger—, ¡Busquen sobrevivientes, repartan las provisiones!
—¡AYE! —Respondieron los aventureros que aún podían levantarse, comenzaron a levantar sus estandartes, la alianza de familias más grande se ha levantado de nuevo.
Bell observaba todo apacible, agradecido de que no pudiesen leer sus pensamientos, el también tenía dudas, el como tomaba la gema apagada del pomo de su espada lo mostraba, aún anhelaba que volviera a encenderse, que las espadas estuviesen juntas de nuevo.
«Lo siento Lefiya, probablemente esté a las puertas de la muerte, probablemente no pueda regresar contigo.»
Entonces la gema se encendió, la señal de que su dupla estaba cerca, la señal que aunque deseaba volver a ver, temía encontrarla en este lugar.
—¡Bell!
Nota del autor:
Como podrán ver, el prólogo ha cambiado, así como lo ha hecho el rumbo que le quería dar a la historia. Este fanfic nació de una manera curiosa, una vez en un grupo (Saludos Registros históricos de Orario), encontré que habían posteado la imagen de Lefiya que hace de portada de este relato, me maravilló tanto que quería escribir esa misma escena con mis palabras, describir cómo Bell tenía un encuentro mágico con Lefiya en medio de una biblioteca.
Al inicio pensé en hacerlo como mi anterior relato, un simple One-Shot que narrara tal escenario pero, cada vez que imaginaba cómo llegarían ambos personajes a tal escenario me rompía la cabeza "¿Por qué demonios estarían ambos personajes en una biblioteca?", al final no encontré mejor forma de llegar a tal evento que no tuve mejor opción que desarrollar toda una trama dónde Bell no fue el primer miembro de la familia Hestia (ni siquiera Hestia sería la misma que la novela original, sino su versión más seria, menos molesta y la versión digna que es) sino que Lefiya sería quien se llevará tal honor, que ella tomara el lugar de Bell, el encuentro con Lili, Welf, Mikoto y Haruhime, la obtención de la mansión de la chimenea, etc. Así que tendría coherencia si la capitana de la familia está en la biblioteca, ¿no?
Cuando iba avanzando más con esa idea más y más cosas venían a mi mente "¿Y si la familia Vesta es una respetada?, ¿Por qué debería de atenerme a dejar personajes tan interesantes como Mikoto, Welf y Lili en su versión más débil?, ¿Por qué si Alfia y Zald nunca atacaron Orario estarían los aventureros con el mismo nivel?"
Así que me abrumé, había tantas cosas que se me había ido de la mano, perdí el rumbo y nació esto, llegué por fin a la parte por la cuál comenzó todo, el encuentro mágico del humano y el hada, pero, no estaba satisfecho, todo eso que pensé necesitaba salir y entonces decidí que esta no sería más la historia de cómo chico conoce a chica y se enamora, no, está será más que eso, quiero explorar el mundo de danmachi que tanto admiro por mi propia cuenta, quiero narrar mi propia versión del mundo así que, tal vez tarde más en sacar capítulo (actualmente tengo 2 trabajos más la universidad) pero, quiero desarrollar todo eso en cada capítulo, que cada uno tenga contenido disfrutable así que, aquellos que han dejado sus comentarios les agradezco, me hacen sentir que mis ideas al menos lo disfrutan algunos.
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El hada de la biblioteca.
FanfictionUna promesa hecha en la infancia, un comienzo en una gran ciudad, una familia distinta y un encuentro con un hada rodeada de libros que lo cambiara todo. Esta es una historia de Bell Cranel, un joven de 18 años que llega a la ciudad laberinto, Orar...