Frente unido

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Directamente al norte de la capital del mundo, en el valle que está en la base de las montañas de Beorc existen una gran cantidad de monstruos, más de los que se encuentran normalmente en la superficie del continente, sea tal vez por su cercanía al agujero conocido como la mazmorra o gracias a lo peligroso de la geografía, las montañas eran el hogar de una gran variedad de bestias y engendros, gracias a ello se ha ganado el nombre de <Las montañas malvadas>, ahí donde normalmente todos huían, se encontraban una muchacha de cabellos largos plateados, una piel pálida cuál lucía frágil como porcelana, sus ojos cerrados cubrían su heterocromía y su vestido gótico oscuro era la punta de la cereza en su de por sí resaltante apariencia, la imágen sería más hermosa si la mujer no estuviera rodeada de los monstruos más feroces que se puedan encontrar en la superficie. Una horda de <Harpias>, monstruos con la mitad superior del cuerpo que lucía como el torso de una mujer desnuda, salgo por sus patas gigantescas de forma de halcón y las alas enormes cuáles escudos que hacían de sus brazos las cuales volaban sobre la mujer mientras que dos <Boira>, un tipo de duendecillo de boca y ojos brillante, orejas alargadas así como sus dedos puntiagudos, con los cuales quería desgarrar a la dama de negro.
La mujer estaba tranquila, como si la presencia de tales monstruos no fuera nada, se le escucho decir

—La magia es una de las principales armas que tienes a tu disposición, Bell —Dijo en voz alta para que el muchacho a 30 metros de distancia de ella escuchase—. Te puede ayudar a cambiar el rumbo de una mal situación o al contrario, ser tu carta de triunfo si la sabes utilizar.

Aún impasible, la mujer seguía esperando el ataque de las bestias, cuando de repente...

—Lugio

Al decir el encanto, el sonido comenzó a perturbarse, cual vendavales de viento, las ondas de sonido retumbaron haciendo explotar a todos los monstruos de forma que ni sus piedras quedaron intactas, la mujer de cabellos plateados siguió su cátedra.

—El momento en cuanto uses tu magia, debe ser analizado correctamente, no por el hecho de haber aprendido mi hechizo, podrás replicar su poder, recuerda siempre eso Bell.

Al final el muchacho salió de donde estaba para acercarse a su tía, habían pasado los años y ahora contaba con 10 años. Han pasado 4 desde que hizo su promesa, 4 años donde entrenando con sus tíos ha aprendido habilidades, técnicas y, recientemente, la magia singular de su tía.

—Muy bien mamá.

La mujer sonrió, a pesar de su poder y su magia descomunal, ella siente un gran aprecio por el muchacho, el que con cada gesto que haga le recuerde a su hermana, es aún más motivo para quererlo.

—Dime Bell, ¿Te gustaría quitar el color de tus ojos?

Con una frase tan aterradora, la bella mujer ahora parecía un monstruo, el muchacho sintiendo unos escalofríos primigenios, rechazo al momento y comenzó a perseguir unos monstruos para practicar su magia.

-

Dentro de <Llama Æterna>, centro de control de la <Vesta Familia> se habían reunido todos los ejecutivos de la familia, incluyendo a Bell, quien ya era considerado así por la mayoría de los miembros jóvenes.
La disposición que tomaron fue similar a la vez que llegó Bell a la familia
En el ala derecha de la sala se formaron Liliruca junto al escritorio que pertenecía a la diosa, detrás de ella estaba Mikoto, quién a su altura en el ala izquierda de la sala se encontraba Welf y detras de el Haruhime tomaba el lugar.
Actualmente hacia falta de llegar tanto la capitana de la familia y la diosa patrona, Bell indeciso de que lugar debería tomar, se mantuvo en el mismo espacio que tomo cuando llegó la primera vez, frente a la puerta un poco en el centro.
La Renard al ver eso se estremeció un poco

El hada de la biblioteca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora