11. EL SEGUNDO ASALTO

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Creo en una vida después de la muerte, simplemente porque la energía no puede morir, ella circula, se transforma y no se detiene nunca.
—Albert Einstein—


ANNELISE

Estoy poniéndome mi traje completo de látex negro, me miró en el espejo como el traje que se adhiere a mi piel, este es delgado, pero me causa calor, por lo que no sentiré frío en el trayecto del día.

Me arreglo, me acomodó mi cabello en un chongo y me maquillo un poco para que no me vea muy simple, ni demacrada porque mis jeras dicen que no he dormido en años,  mi pinta labios rojo resaltando el color de mi piel, normalmente nunca uso ese tono ya que siento que es para ocasiones formales, pero creo que ahora debería cambiar esas ocasiones. Salgo del baño decidida, estaba seguirá de lo que haría hoy, de lo que habíamos planeado días atrás.

—Te ves preciosa, Anne —me dice Helmut desde aquel lugar del Jet.

—Gracias

Miro a mi alrededor y veo a Gunther mirándome, casi babeando. Ay no, esto yo no lo planeé, y no pienso seguirle la corriente.

—T-Te ves p-perfecta —titubeo Gunther mirándome.

No era lo que yo planee que pasará al ponerme el traje pero... se agradece.
Asiento y me voy a ver a Elske, tengo ganas de ver cómo le queda el traje.

La mira, el traje le quedaba espectacular, me sentí un poco mal por comer aquel pan en la tarde.


* * *

Estamos en la camioneta ya con todos con los trajes puestos, al igual que en nuestras respectivas posiciones, nos encontramos todos ya con lo que debemos hacer y que no, está vez entrara Nixie junto con Gunther, ellos ya tienen sus papeles y demás, nosotros entraremos después.

—¿Están listos? —pregunta Helmut desde el frente de la camioneta.

—Listos —responden ambos.

Y así salieron juntos, sus papeles son muy simples, tal cual en Lisboa, solo que decidieron que yo no fuera está vez porque necesito acostumbrarme a esto, y ya me siento mejor sobre esto.

Sentada en la camioneta mirando el suelo, mi pie impaciente se mueve de arriba abajo, hasta que noto como Rainer se sienta a mi lado, y pone su mano en mi rodilla haciendo mi pierna dejase de moverse por el nerviosismo, sonrió.

—Todo saldrá bien —dice tranquila, su voz se escucha diferente, más relajada.

Suspiro

—Todo saldrá bien —repito lo mismo, pero ahora para que yo me la crea.

Veo por el rabillo del ojos como Elske nos observa desde su lugar, veo que aún sigue molesta, y estará molesta.
Hasta que escucho como la voz de Nixie inunda las bocinas. Me acerco allí para poder observar que ocurre.

—Buenas tardes —ella saluda— Vengo a abrir mi caja —antes de que la persona que atiende, habla ella—. Mi nombre es Julliet Alseida.

Aquel hombre teclea algunas palabras y asiente, llama a alguien para que los guíe por el lugar, ellos caminan con él, y los lleva directo a donde están las cajas, pero eso no importa realmente.

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