II. ¿Qué cambió en él?

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El refresco había empapado la cara del jugador estrella de la preparatoria. Su increíble y negra chaqueta de cuero estaba cubierta de esa dulce y pegajosa bebida. Eddward no lo podía creer, se había metido en un gran problema. Y para empeorar las cosas, todos en la cafetería se habían dado cuenta de ello y la mayoría se empezaba a parar de sus asientos, para rodear a aquellos dos chicos con esperanza de que empezaran una pelea.

—Kevin, lo siento, lo siento tanto. Por favor no me hagas daño —suplicó Eddward.

—Pedazo de mierda, arruinaste mi chaqueta —dijo el pelirrojo.

—N-No fue mi intención —cerró los ojos, no quería ver su enojo. Además, se estaba preparando para el golpe.

Kevin estaba lleno de furia y rabia. Era muy común en él, pues era un joven demasiado explosivo y se enfurecía por todo. Se acercó al pequeño y asustado Eddward y lo sujetó del escote de su camisa. Él abrió los ojos, su mirada expresaba terror. Kevin subió su mano echa puño, pero no lo golpeo, aún.

—Ayer se me olvidó por completo, pero ya que estás aquí te daré una putiza.

Los amigos de Edd se acercaron a tal espectáculo. Se sorprendieron, pues no sabían de quien era la pelea. Eddy y Ed estaban boquiabiertos al ver a su amigo en las garras de aquel matón, a punto de ser golpeado.

—Oh, mira —Kevin los volteó a ver—. Ahí están los otros tontos, después de ti seguirán ellos.

—¡Suéltalo, Kevin! —le gritó Eddy.

—¡Tú cállate enano! Pronto seguirás tú.

—Por favor —dijo Eddward mientras las lagrimas le salían—. No les hagas nada, fue culpa mía. Sólo hazlo y termina de una vez.

Kevin miró los ojos de quien tenía sujeto, unos ojos azules y cristalizados por el llanto. De alguna manera le parecieron muy lindos, pues tenían un color que le agradaba al verlos. Aquello lo detuvo por un momento, pero al volver a la realidad, apretó más el puño y estaba nada de darle un golpe en la cara.

—Joven Grayson, es el segundo día y ya está causando revueltos —dijo alguien atrás de ellos, era el subdirector de la preparatoria—. Y usted, Eddward Marion; alumno estrella, en medio de todo esto. Castigados ambos.

—Señor Brown, fue este tonto quien me aventó soda a la cara —se justificó Kevin.

—Fue un accidente, lo juro —siguió Eddward.

—No me importa en lo más mínimo. No voy a seguir permitiendo este comportamiento, así que ambos castigados. Los quiero ver en dirección al final de clases.

Ambos alumnos se vieron. Kevin aún más enojado que antes y Eddward un poco aliviado de que no lo golpeara, aún.

—Esta me la pagas. —Le susurró a Edd, cosa que lo estremeció, tal ves por el miedo, o tal vez no.

Kevin lo soltó y enseguida sus amigos fueron en su ayuda. Eddy lo sujetó del brazo y le preguntó que cómo estaba, Eddward sólo dijo que se encontraba bien, pero que no por mucho. Al final de la escuela tendría que volver a ver a Kevin y eso más que emocionarlo lo asustaba.

—Te dije tonto, Kevin es un idiota. Sigo sin entender que le viste. —Eddy seguía diciéndole a su amigo que tenía unos pésimos gustos. Eddward intentaba convencerse de ello.

Las clases habían acabado. Eddy y Ed se despedían de su amigo, Eddy disculpándose por no poder llevarlo; aunque se ofreció a quedarse un rato más y esperar a su amigo, pero Edd no lo dejó.

—Doble D, si ese idiota te hace algo dínoslo. Te prometemos que lo pondremos en su lugar. Bueno, le pagaremos a alguien —le decía Eddy, su mejor amigo.

Un nuevo año. Nuevos sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora