XI. Robar, copiar y pegar.

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Después de las clases, muchos disfrutaban de quedarse en el patio o en las cafeterías, para convivir antes de irse a casa, o adelantar tareas que necesitaran de algún beneficio que proporcionaban las instalaciones de la preparatoria. Dentro de poco comenzaría el entrenamiento de Ed en el gimnasio, así que se despidió de sus amigos y corrió, aunque en realidad no tuviera prisa. Eddy se estaba mensajeando con una chica, y no le ponía atención a nada de lo que dijera Eddward, pues sus ojos sólo miraban las teclas que tenía que presionar para mandar el mensaje. Eddward se cansó de insistirle a su amigo y se dio por vencido. Eddy bufó y apagó su celular por fin.

—¿Pasó algo? —preguntó Edd.

—Es Amanda, quiere que la lleve a comer a Bob's, pero ahí esta la tonta de Lee.

—No creo que a Lee le importe Eddy, ella trabaja ahí y la última vez no te hizo nada.

—Estoy seguro de que esa arpía hará lo que sea para arruinar mi cita.

—¿Quién es Lee? —Interrumpió Danny.

—Es la hermana de May y Marie Kanker —dijo con asco— la chica de la que te tienes que cuidar.

—Ah, ella. Pero no se ve que sea mala —dijo defendiendo a la última.

—¿Ah no? Díselo Doble D, dile quién es Marie en realidad.

—Marie, al igual que sus hermanas, son sólo unas chicas que no gozan de los mismos privilegios que nosotros —empezó a explicar su amigo—. Nacieron en un hogar pobre y con falta de atención, y esa era la razón del porque nos molestaban todo el tiempo.

—No me refería a un diagnostico psicológico o lo que sea que hayas hecho —dijo Eddy frustrado.

—Al contrario de ti y al igual que Danny, no creo que ninguna de las Kanker sean malas. Pero no me juntaría con ninguna Daniel —esto último lo dijo viendo a su novio.

—Entiendo. Entonces supongo que es mejor no hablarle.

El celular de Eddy volvió a sonar varias veces. Él lo miró y eran mensajes de la chica que antes había mencionado.

—¿Y qué vas a hacer? —dijo Daniel.

—Al diablo, esta chica es super sexy —escribió en su celular y después lo guardó—. Mañana en Bob's después de la escuela.

Después de despedirse y de que Eddy dejará a Eddward y Daniel en la casa del primero, estos dos entraron a la deshabitada vivienda de Doble D. Daniel fue el último que entró y cerró la puerta tras de él, e inmediatamente sujetó a Eddward por la cintura, lo atrajo hacía él y capturó sus labios con los suyos. El chico no estaba nada acostumbrado a nada parecido, por lo que se espantó y se alejó al instante.

—¿Qué pasa? —Preguntó el moreno.

—Nada... —dijo tartamudeando y desviando su mirada—. Es sólo que me tomase por sorpresa.

—Lo siento, llevo toda la mañana queriendo besarte. ¿Te molesta?

Eddward calló, pero negó con su cabeza. Daniel lo llevó hasta su sofá y lo recostó en él, quedando encima, besándolo como un desquiciado. Eddward correspondía, completamente avergonzado, dejando que Daniel tomara todo el control de la situación. Por más besos desenfrenados que hubiera, nunca llegó a más, pues Eddward no estaba listo, y Daniel lo sabía, por eso mismo no insistía, y simplemente disfrutaba de rozar sus labios con los de su novio.

Al día siguiente, en el laboratorio de matemáticas, los alumnos estaban sentados y distribuidos en mesas para dos, como era común en esa aula. Esta vez Daniel llegó más temprano, y volvió a sentarse en una mesa muy al frente de la clase. Estaba solo, sólo con sus cosas, terminando la tarea de historia que se supone debería entregar la siguiente hora. Sin poner atención a su alrededor, pues la tinta de su pluma manchar su cuaderno lo distraía, no notó que una figura, femenina y de complexión delgada, se frenaba frente a él esperando mirarla, y tal vez, sino fuera porque la mujer tapaba la luz, nunca se habría dado cuenta de su presencia. Al mirar hacía arriba fue que reconoció a la mujer peli azul de días anteriores. Sus ojos grisáceos miraban hacia abajo, y en ellos se escondía una amenaza, un sentimiento de rencor y venganza.

Un nuevo año. Nuevos sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora