¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sus ojos azules estaban cerrados, sentada en su cama. Sus ojos tenían un tinte rojo que se esparcía en sus orbes azuladas.
–El rojo te queda hermoso, anda, abre tus ojos~ —le susurró aquella entidad en su oído-
La chica soltó un resoplido antes de abrir sus ojos. La sombra sonreía aún más al ver por fin aquel poder que por fin había dado el primer paso; tomar parte del cuerpo de la muchacha.
–Solo....ve a espiar a Ariana, no estoy para tus juegos —le soltó un gruñido-
–Gruñir no es de damas, recuerda todo lo que te enseñé~ —le dijo con diversión- pero, ya que insistes tanto. Iré a espiar a tu querida hermanita~
—Espía sus pensamientos no a ella teniendo "eso" con el duque —le miró seriamente-
El humo se desvaneció dando a entender que quedó sola. Se acostó en su cómoda cama acomodándose para dormir una pequeña siesta.
En otra parte otra chica peliblanca, la segunda princesa de Arzebela Ariana, sentada con el duque a su lado, quien le había preguntado sobre Perséfone, su hermana mayor. La sombra consideró está pregunta algo interesante y se quedó en la esquina de la habitación.
—Desde niñas ella siempre a sido como un sol radiante, iluminaba cada lugar donde iba —la única voz después del silencio incómodo habló- pero por una orden de mi padre, la mandaron a la Academia de Magia a las afueras de Arzebela.
Mentira. Pensó la sombra, fue la de los ojos color rubíes quien por un capricho le dijo a su madre, la emperatriz, que trasladarán a Perséfone a una escuela de magia. Solo por los celos que le traía ver a su hermana mayor —por unos meses— rodeada de personas hablándole y la menor en un pequeño rincón furiosa.
En los recuerdos de la joven, no había nada interesante. Pero, oh, los pensamientos, el humo desapareció después de verlos teniendo los bolsillos llenos de información.
Coloca las fichas, no preguntes idioteces, no sonrías y no pienses que podrías ganar. El juego continúa.
