Capítulo 14 | Confundir

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Capítulo 14 | Confundir.

Carlos.

Es ilógico, confuso, decepcionante e injusto que el hecho de ser el hijo de mi padre sea razón suficiente para que de la noche a la mañana me encuentre rodeado de chicas todo el tiempo, chicas que no me dejan tranquilo ni un momento del día.

Me sofocan.

Las veo en todos lados, me miran y me saludan con una sonrisa coqueta.

Es perturbador.

Creo que comienzo a odiar que la directora escogiera al grupo de Ayra como espectadores de la exposición de proyectos de nuestro salón.

A consecuencia de ello, a la hora del descanso me encuentro sucumbido en mi miseria, muy bien escondido debajo de las gradas del campo para practicar deportes múltiples, que nuestra preparatoria posee.

-Aquí estás. - Salto del susto en mi lugar temiendo que por fin aquellas chicas hayan descubierto mi escondite. -Te hemos buscado durante todo el descanso. - Alzo la mirada hacia la cima de las gradas, donde percibo el rostro de mi mejor amiga.

-Jamás había estado más contento de oír tu voz, Gema. - Sonrío anhelando que ella tenga una buena solución para toda esta maraña de sucesos desafortunados hacia mí.

-Ay, eso sí es grave. - Quito la mirada de la castaña para observar a mi mejor amigo y percibo que detrás de ellos se encuentra Ayra mirando hacia el suelo.

-¿Te pasa algo, Ayra? - Ella al escucharme levanta su vista y la ubica en mí.

-¿Qué? Digo, no, no. Estoy bien. Más bien, ¿tú lo estás?

-No podría estarlo, pero creo que ahora estoy mucho mejor. - Ella asiente.

-Genial, ¿y ahora? ¿qué vas a hacer? No puedes estarte escondiendo de todas las chicas para siempre.

-Claro que no me esconderé de ellas para siempre.

-Qué bueno. - Celebra Gema.

-Solo lo que queda del año escolar.

-¡Carlos Schiller! - Enseguida de que esas palabras abandonan su boca somos rodeados de nuevo por las chicas de las que me escabullía.

-Gracias, Gema. - Mascullo para ella.

-No hay de qué, Carl.

Mi mente comienza a recordar las palabras de Ayra sobre que las chicas dejarían de ser tan intensas conmigo si supieran que tengo novia, así que no me queda de otra, tengo que mentirles sobre eso para poderme librar de ellas.

-Eh chicas, lindas y respetables chicas. - Gema, Harold y hasta Ayra me observan al mismo tiempo confundidos por mis palabras. -Saben, me alagan, y mucho con su atención, pero no creo que eso le agrade mucho a mi novia.

-¡¿Novia?! - Preguntan ellas y mis amigos, todos con cara de asombro.

-¿Tienes otra novia y no me lo dijiste? - Inquiere Gema prácticamente arrancándome mi brazo izquierdo.

-Relájate. - Susurro de vuelta sonriéndoles amistosamente a las demás chicas que esperan ansiosas una respuesta de parte mía.

-Así es, bellas féminas. Tengo a una preciosa novia que se ha mantenido al margen de todo este alboroto, pero creo que ella merece que le dé el lugar que se merece, porque, verán, yo la quiero, y mucho. - Enseguida miles de suspiro salen por la boca de las chicas.

Encontré la solución perfecta; para que ellas me crean y se den cuenta de que no valía la pena hacer algún plan macabro para separarme de mi novia; yo tendría que hablar de manera romántica, referirme a aquella chica como la mujer que me había robado el corazón y que no le podría pertenecer a nadie más, como en las telenovelas o los libros románticos, daba igual la referencia.

Novia falsa [F. #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora