| Epílogo |

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Epílogo

-Felicidades, chicos, hoy se han graduado de la preparatoria, ¡ya son libres! - El grito del director resuena por las bocinas llenándonos de adrenalina.

Saber que un capítulo de nuestras vidas ha terminado nos llena de alegría y no hacemos más que dejarnos llevar por el ánimo, así que todos los graduados nos ponemos de pie y saltamos sobre nuestros lugares mientras nos abrazamos con entusiasmo.

Gema, Harold, Carlos y yo formamos un círculo abrazándonos entre los cuatro.

-¡Al fin! - Vitorea Harold. -Ahora sí, a andar de vago. - Obtiene como respuesta un zape de su propia novia, Gema.

Preguntaran cómo terminaron así, pues es sencillo de explicar; tarde o temprano Gema se daría cuenta de los tan obvios sentimientos de Harold, y sin que ella se diera cuenta, el rubio fue metiéndose poco a poco dentro de su corazón, apenas llevan poco más de un mes, pero dentro de este tiempo, Harold ha sabido cómo cuidar del corazón de mi mejor amiga, y eso me llena de alegría, y es que yo soy su fan desde que me percaté de los sentimientos tan sinceros e inocentes de Harold.

-No digas tonterías, Har. Ya te dieron la beca en la universidad. Entraste con paracaídas. - Dice malhumorada, ya que Harold fue el único de los cuatro que ha obtenido respuesta de parte de la universidad más prestigiosa de música.

Hace un par de meses él encontró su verdadera vocación, bueno, él siempre lo supo, la música es lo suyo, sus padres no estaban muy seguros al principio, pero su amor por su hijo fue razón suficiente para saber que le iría bien.

Y yo no dudo ni por un momento en que le va a ir muy bien en su futuro.

-Bueno, es que yo sólo canté frente a los jueces, ustedes presentaron exámenes, y en tu caso, escritos como prueba de tu poderoso talento como escritora. - Expresa mientras abraza por detrás a Gema, recargando su mentón en el hombro de ella.

-Eres un alabador muy bueno, Har. - Musita Carlos a mi lado.

Yo los observo en silencio a los tres.

Es difícil pensar cómo hubiera sido mi vida si no los hubiera conocido, tal vez no estaría completamente curada del trauma de abandono sentimental de mi padre.

Después de aquel día donde me le enfrente, trace una línea entre el y yo, una donde yo había decidido curarme antes de intentar ayudarlo, pero claro, solamente si él así lo quería, y así fue, hace un mes él fue quien tomó el paso para volverme a dirigir la palabra he intentar ser mi padre por lo que nos queda de vida juntos, y aunque sé que será un largo proceso, estoy dispuesta a intentarlo tanto como él me lo permita.

-Tú deberías de estar haciendo lo mismo, con Ayra, Carlitos. - Gema se burla mirándome directamente.

Yo ruedo los ojos divertida.

Como si Carlos siguiera ordenes directas, termina con la distancia entre los dos y me envuelve entre sus brazos, yo no me puedo sentir más segura entre sus brazos, aun no logro descifrar qué tiene la anatomía de Carlos que me resulta tan sanadora al mínimo contacto que tengamos.

-¿Sabes lo afortunado que fui al encontrarte ese día en la biblioteca? - Me susurra en el oído.

-Y yo agradezco por aquel día en que te pegué con mi casillero. Sonrío ante su expresión de reproche. -Tienes que admitir que, si no hubiera sido por eso, no estaríamos conectados.

-No lo sé Creo que había otras formas de conectarnos en vez de la que me dejo noqueado en el suelo.

-Pero es mi favorita. - Me quejo. -Es de la forma en que el amor llega a nosotros, de golpe.

Ambos nos miramos fijamente sin necesidad de decirnos nada, nuestras miradas hablan por sí solas.

Él es quien decide culminar nuestra conversación interna con una frase tan acertada para los dos.

-Estampándote en mi corazón.

Fin.

Novia falsa [F. #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora