Capítulo 4

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Cuando llegué a la presa me subí a un árbol cerca y empecé a pensar en todo lo sucedido.
Esos bastardos habían matado a mi madre solo para conocer dónde estaba nuestra base.
Apreté los puños con rabia, reteniendo las lágrimas. No, no podía llorar su muerte. No aún. Tenía que vengarla primero.

Si tan solo hubiera sido más fuerte, ella seguiría viva. Yo lo sé. Y ella también lo sabía.

Cuando vi pasar debajo del árbol, al trío que me salvó cuando me había dado un buen golpe en la cabeza, me di cuenta de que no venían solas. Escuché a Boscha maldecirme en voz alta. No le dí importancia. Tenía hambre. Quería matar a alguien. Quería que sufrieran.

Antes de que pudiera darme cuenta, me había abalanzado sobre el soldado del medio. Le di tal mordisco en el cráneo que se lo abrí. Salté antes de que los demás pudieran haber visto con claridad que había sido yo, y fuí a por el líder.

Le agarré el cuello desde atrás. Mientras le ahogaba, su compañero me apuntó. Pena que tuviera a su comandante como escudo humano. A ese novato le temblaba tanto el pulso que ni me sorprendió ver que el arma llevaba el seguro todavía.

Mordí la yugular de aquel hombre con todas mis fuerzas, haciéndole gritar de dolor y desesperación.
No debía de entender que estaba pasando. Mejor para mí.
Lo tiré al suelo mientras se desangraba y puse el talón en su pecho. Agarré su brazo y lo estiré con toda la fuerza que tenía, arrancandoselo.

El novato gritó de puro terror. Eso me gusta. Me acerqué a él lentamente viendo como intentaba disparar. El muy imbécil no se daba cuenta del seguro aún. Pero sus pantalones debían de estarle suplicando que se acordase, se estaba meando encima.

Sonreí con burla y le lancé el brazo de su comandante. Dió tal salto que se chocó contra un árbol. Aproveché la oportunidad para acercarme y le robé el arma. Me miró aterrorizado. Pero me dió igual. A ellos no les importó mi madre. Ellos a mi, tampoco me importan. Y con eso en mente, le dí con la culata, haciéndole una brecha bastante grande en la cabeza. Cuando sus ex-compañeros se levantaran, el ya estaría perdido. Los mismos que iban detrás de mi, ahora irían a por él.

Boscha: ¿..n zombie? -Escuché murmurar detrás de mi.

Amity: Dejemos que se cebe con esos soldados, vamos. Hay que encontrar a Luz. -Volteé la cabeza para ver como empezaban a escalar la verja.

Solo pude soltar una pequeña risa por su inocencia.

Me acerqué al vallado y me crucé de brazos viendo como subían.

Luz: ¿A dónde vais?

Amity: ¡Ah! -Se soltó por el susto.

Me puse justo debajo y la atrapé en brazos. Al estilo nupcial.

Luz: ¿Estás bien? -Pregunté, mirando de reojo que no tuviera mordeduras.

Amity: S-si. -Farfulló.- ¿Dónde estabas? Y, ¿Por qué estás llena de sangre? -Pasó su pulgar por mi mejilla, quitando una mancha de sangre aún fresca.

Luz: Solo me encargué de unos soldados. -La bajé de mis brazos cuando las otras dos tocaron tierra.

Boscha: Aléjate de ella Ams. -Agarró a Blight del brazo y la puso detrás de ella, a una buena distancia de mi.

Amity: ¿Pero qué demonios te pasa?

Boscha: No me puedo creer que no te des cuenta. -Gruñó irritada.- Esa puta mierda no es humana. A matado a esos tres con sus propias manos. Se cayó al agua de la presa con zombies debajo de ella, a una altura que mataría a una persona normal.
Por no mencionar como se mueve. Una persona no podría hacer eso. No un humano.

Hasta el fin del mundo -LUMITY-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora