capítulo 14

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El corazón se me rompió en mil pedazos cuando sentí el cuerpo de mi mejor amiga perder su calor. El hecho de que fuesen mis hermanos los que hicieran todo esto, era aún peor.
Ya había perdido a dos amigas en el lapso de un mes y, mi novia estaba siendo tratada como escoria. Mis supuestos hermanos me obligaban a caminar día y noche, casi sin descanso mientras escuchaba sin poder hacer nada, como maltrataban a Luz y la llevaban al límite de su capacidad de control.

Tuve que rogarles que hiciésemos una parada esa noche. Pero solo nos dejaron dos horas de descanso.

—Debemos llegar lo más pronto posible. Solo descansaremos dos horas. —Bajé la mirada, cansada, herida, impotente. Mi novia cayó a plomo junto a mi, con la respiración alterada del cansancio.

—Luz... —Murmuré débil, apoyando su cabeza en mis piernas. Edric nos miró con asco y Emira con recelo. Pero no me importó lo que pensaran.

Aparté el flequillo de su rostro, todavía se podían ver rastros de sangre seca en las comisuras de sus labios. La sangre de Boscha. Para mí era duro, y demasiado. Pero no podía ni imaginar lo que era para ella.

Willow y Boscha se habían convertido en su familia durante las ultimas semanas, y las quería como tal. Que no pudiese proteger a Willow, y tuviera que matar con sus propias manos a Boscha en contra de su voluntad; claramente estaba destrozada mentalmente. Sus ojos se sentían vacíos.

Apreté los labios, ni siquiera podía mantener los ojos abiertos, ahora rojizos de tanto llorar. La estaban llevando al límite de todas las formas posibles y ni siquiera había conseguido sonsacarles para que la querían.

Las dos horas me pasaron muy rápido, solo había conseguido pegar una cabezada. Cuando Emira golpeó el costado de Luz, ya sabía que se nos había acabado el tiempo. Ahora nos mantendrían alejadas la una de la otra de nuevo, como "Medida de seguridad".

Me levantaron a volandas y me empujaron al frente del grupo, a ella la patalean al lado contrario. Mientras mi hermana me controlaba, su mellizo vigilaba a Luz.

—Muevete, monstruo. —Ordenó, pero Luz ya no podía mantenerse de pie. Noté como lo tembloso que tenía su cuerpo.— ¡Qué te levantes! —Me lancé sobre el cuerpo de mi novia, protegiendola de la patada. Edric frenó a tiempo y no me dió, pero se veía en su cara el desprecio.—Haz que se levante. Ya.

Le devolví la mirada, llena de asco y rabia. Pegué su cuerpo más al mío, abrazándola con fuerza, intentando frenar los temblores.

—La habéis llevado al puto límite. No se va a mover.

—Se va a mover, sabe perfectamente lo que pasará si no obedece. —Emira amenazó con presionar el botón que controlaba el collar del cuello. Ambas sabíamos que si lo presionaba, Luz no tendría más opciones.

—Dejad que descanse. Por favor.

—Por ti podemos hacerlo, eres humana y nuestra hermana. Pero ella solo es un paquete que tenemos que llevar. No nos detendremos por su debilidad. —Calló mi hermano.

—Ella no es lo que tú crees, Amity. Dejanos a Edric y a mí el controlarla.

Les miré mal a ambos. Ya no podía ni considerarlos familia. Antes de que pudiera abrir la boca, la morena se movió, apoyándose en su rodilla antes de levantarse.

—No te preocupes por mí, Amy, estoy bien...—Murmuró.

—Pero Luz-

—Ya la has oído, andando. —Edric me levantó con una mano y me llevó al frente, lejos de mi chica. Emira me obligó a caminar, y sin dejarme mirar a atrás, podía escuchar como golpeaban a mi Luz. Pero ella no gritaba, no chillaba. Eso me rompía aún más.

Después de un par de días siguiendo está misma dinámica, llegamos al frente de una muralla altísima, por lo menos unos quince metros. A lo largo, no vía el final, podía tener más de uno o dos kilómetros. Estaba hecha de metal y hierro, pintando de negro. Una puerta doble se abrió justo en frente nuestro, y pude notar como la morena se encogía detrás de nosotros.

De aquella base, salió un chico que conocía. Acompañado por su prima.

—¡Luz! —Gritó, lanzándose a agarrarla antes de que cayese al suelo.

—Amity, ¿Qué hacéis aquí? —Vee me abrazó con fuerza, ambos ignorando por completo a mis supuestos hermanos, que fueron a una especie de garita.

—Vee... Ellos... —No pude detener las lágrimas que se asomaban. Todo lo que habíamos acumulado los últimos días nos pasaron factura. Me aferré a ella mientras caía al suelo, las piernas temblandome. Ella me sustuvo, mirando a Hunter con preocupación.

Ninguno sabía lo que habíamos pasado desde la última vez que los vimos.
Luz estaba prácticamente desmayada en los brazos de su hermano, el cual no sabía que hacer.
Vee me sostenía con preocupación, sin dejar de mirar con recelo a los mellizos; que ya volvían de donde sea que se hubieran ido.

—¿Dónde están Willow y Boscha?

—¿Las dos que acompañaban a 007?—Los ojos de Hunter se inyectaron en sangre al escucharles decir ese número. Vee me apretó más contra ella. Los dos ya sabían que había pasado.—Estorbaban. nos deshicimos de ellas.

—¿Qué le habéis hecho a mi hermana? —Volteé el rostro, cansada, para ver las caras de los cuerpos muertos de mis mellizos. Sin expresión alguna.

—Ella no es tu hermana, Hunter. Acéptalo de una vez. —Apretó los dientes con rabia.— Esa es la cosa que causó todo este desastre.

—¿De qué...?

Fui callada por el repentino escándalo que hacían los pelotones, supuse que de seguridad, seguidos de cerca por un camión. Dos de los hombres armados, se acercaron a nosotros. Apartaron al rubio de un manotazo y agarraron el collar de la morena.
Edric y Emira me miraron. Uno de ellos habló con un grupo de tres personas del traje protector, mientras yo veía impotente como se llevaban a mi novia, prácticamente a rastras; hacía el interior de aquel camión blindado. El cual tenía aún más guardas dentro. La ataron a una silla, poniéndole esposas en el cuello, las muñecas, y los tobillos. Y con cinturones de cuero, la aseguraron aún más contra el asiento.

—¡Luz! —Chillé, casi desmayada del agotamiento. Vee me sostuvo con fuerza, para evitar que hiciese una estupidez.

—Amity calmate... —Murmuró en mi oído.— O las cosas serán peores.

Las lágrimas inundaron mis ojos, rojos de tanto llorar los últimos días.
Mis brazos se dejaron caer, muertos de dolor. Hunter se acercó a nosotras, y apretó mi hombro en un intento de reconfortarme.

—Escuchame. Edric y Emira han ordenado que estés en cuarentena y que te hagan pruebas de infección. —Aunque sabía que me estaba hablando, mi mente no estaba, se había ido. Al igual que aquel blindado había desaparecido entre el ajetreo del otro lado de la puerta.— Tienes que colaborar para poder saber que está pasando. Y ayudar a Luz.

Sólo volteé ligeramente mi cara, encontrando sus ojos. Y abrí la boca para pronunciar las ultimas palabras antes de que el sueño me ganase.



¿A dónde se llevan a mi novia...?

Hasta el fin del mundo -LUMITY-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora