𝟬𝟬𝟰. los cazadores de la esfera

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La intensidad en el aire es difícil de tragar para Kagome, incluso Tsubasa tiene dificultades para mantenerse enfocada con el dolor que la distrae mientras aprieta el mango de la daga, los ojos ónix se estrechan hacia Inuyasha, quien le devuelve una feroz mirada.

El viento susurra a través de los árboles cuando Kaede se para frente a las dos chicas de manera protectora, los aldeanos se acercan lentamente a Inuyasha con armas en la mano para protegerlas.

—¡Kagome, coge a Kono... Tsubasa-sama! ¡No debes darle la esfera! —ordena Kaede.

'Esta esfera sirve para aumentar el poder de los demonios.' Kagome engancha su brazo alrededor del brazo de Tsubasa y la ayuda a ponerse de pie. '¡Es un objeto maléfico!'

—Kagome-sama, tenemos que hacer lo que dice Kaede-sama. Esa esfera es... —Tsubasa gruñe, haciendo una mueca de dolor cuando la punzada dolorosa regresa a toda velocidad a sus ojos, casi como si hubiera millones de agujas clavadas en sus iris al mismo tiempo. Sus ojos ónix brillan en azul, lo que Inuyasha nota de inmediato, porque estrecha los suyos con cautela. Nadie puede notar el cambio sutil en su postura mientras se trona los dedos uno por uno.

—¡Tsubasa-chan! —Kagome jadea cuando atrapa rápidamente a Tsubasa, quien casi colapsa debido al intenso dolor—. ¿Q-Qué ves?

—Pues... —Tsubasa traga saliva, agarrando su daga con tanta fuerza que podría haberla partido por la mitad. En su breve presentimiento, vio sus muertes. Ella y Kagome estaban siendo destrozadas nada menos que por las manos de Inuyasha, la sangre volaba por todas partes y en la mano de Inuyasha estaba la Esfera de Shikon, brillando deslumbrantemente. Quiere vomitar y ya es capaz de sentir la amarga bilis subiendo por su garganta, pero la obliga a bajar mientras su otra mano se estira lentamente para agarrar la mano de Kagome.

—Tenemos que correr...

—¿Qué? —dice Kagome.

—No tendré piedad —las dos chicas giran la cabeza hacia Inuyasha mientras él se burla con desdén—. ¡Especialmente con esas mujeres cuyos olores son insoportables!

¡CORRE! —Tsubasa agarra la muñeca de Kagome y sale corriendo mientras Inuyasha las persigue. En el siguiente segundo, los ojos de Tsubasa brillan de nuevo y jadea—. ¡Agáchate! —empuja la cabeza de Kagome hacia abajo y se agacha justo a tiempo para esquivar por poco el golpe fatal de Inuyasha que podría haberlas decapitado si no fuera por la línea del futuro que Tsubasa está viendo en este momento.

Inuyasha suelta un murmullo de diversión cuando llega al suelo.

—¿Has esquivado mi ataque? —estrecha los ojos hacia Tsubasa—. Así que eres la rumoreada Konohana de ese clan, ¿eh? Esta es la primera vez que veo a alguien de tu sangre. Oí que tu gente está bendecida con dones divinos... ¿Predecir mis movimientos es tu don? Es un poco patético, ¿no? —Tsubasa opta por permanecer en silencio ante su burla mientras sus ojos buscan cualquier línea de futuro en su vista que pueda sacarlas de esta situación en la que se encuentran en este momento. Desafortunadamente, no hay ninguna.

'Esa premonición que vi...' Tsubasa se muerde el interior de la mejilla, mirando a Inuyasha, quien sonríe y afila sus garras. 'Si pudiéramos evitar esa premonición como evitamos sus ataques... Podemos sobrevivir.'

—¡La próxima serás tú, te haré pedazos! —Inuyasha se ríe.

—¡¿Hablabas en serio hace un momento?! —replica Kagome.

—¡DISPARAD! —los aldeanos ven su oportunidad y lanzan sus flechas hacia Inuyasha, sin embargo, él las rompe fácilmente por la mitad con un movimiento de su brazo. Decide ocuparse de las personas más molestas mientras Tsubasa aprovecha esta oportunidad para arrastrar a Kagome al bosque, lo más lejos posible de Inuyasha.

Devil in My Arms︱INUYASHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora