cuatro.

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Y como su madre lo había mandado, Jimin y Jungkook tuvieron una pequeña reunión en el jardín de los Park, estaban acompañados de terrones de azúcar y té sobre sus tazas, el momento era completamente silencioso, el alfa era el único que entablaba una conversación y hacía todo lo posible para mantener al omega hablando, pero fallaba miserablemente.

Jimin era serio, frío y tímido, lo cual dificultaba la tarea de Jungkook de hacerlo sonreír siquiera, parecía que hablaba con una roca de mejillas rosadas.

Aquella reunión le hizo pensar que la madre de Jimin le había mentido, si su hijo hubiera estado interesado en verlo una vez más aunque sea estuviera siguiendo su conversación, pero no lo hacía.

"¿Así que... usted vive en una hacienda?" Quiso cantar eureka al oír una pregunta dirigida hacía él, al fin.

Con una sonrisa respondió. "Sí, casi toda mi vida la he pasado viviendo en el campo, aunque muchos crean que es un calvario puedo decir que es bastante lindo vivir en el campo."

"¿A si?" Sonrío tímido, sorbiendo de su té. "Fueron pocas las veces en las que estuve en la hacienda familiar, pero esas pocas veces ame estar en el campo."

"Oh, entonces amaría visitar mi hacienda." Dijo con una sonrisa, le pareció gracioso como es que las mejillas de Jimin se colorearon ante la proposición, se le hizo adorable su timidez. "Es una de las haciendas más grandes de la ciudad, así que usted puede encontrar algún lugar que le guste."

"Ohh, ya lo creo." Sonrío en una mueca.

"A usted le gusta la jardinería, ¿no es así?"

"Ah, sí, es mi pasatiempo favorito, el pasatiempo de todo omega." Rió con sarcasmo, amaba la jardinería pero era un amor forzado, él se obligó a amar para hacer llevaderas sus tardes de ocio.

"Entonces, espero regalarle alguno de estos días alguna nueva flor para que la plante en su jardín." Dijo embobado mientras veía a Jimin, estaba inmerso en sus mejillas rosadas y sus ojos almendrados, era precioso y tenía a su corazón latiendo como loco.

Podría amarlo sin problema alguno.

"Oh, gracias." Sonrío, se forzó a hacerlo.

¿Pero Jimin amarlo sin problema alguno?

No, no cuando su corazón ya tenía un nombre y apellido.

Aquella reunión fue algo incómoda para Jungkook, pero aún así la disfruto, cuando miraba las mejillas de Jimin enrojecer recordó las palabras de su madre; era tímido, por la supuesta timidez Jungkook se ilusionó, se vio a sí mismo robándole sonrisas a aquel omega tímido y risueño, se veía a ambos avanzando lejos de la timidez de Jimin. Estaba ilusionado con casi nada, así de fuerte había sido la flecha que le llegó al corazón el momento en el que se encontró con los ojos del omega.

Pero Jungkook no sabía que aquella timidez era rechazo, Jimin quería alejarlo por causar un bien en común; el corazón de Jimin estaba tomado y no quería ilusionar a Jungkook de cierta forma.

Las cosas y su suerte eran distintas, su camino estaba hecho, trazado en los pasos que daban y en el tiempo que pasaban juntos, sin importar lo que hicieran, todo estaba ahí, esperando el momento en el cual manifestarse.

Estaban perdidos entre las mentiras y entre la ilusión.

;;

Era un alivio volver a sentir las tibias manos de Jimin sobre sus mejillas, era una dicha volver a sentir sus aromas tan cerca de su corazón al momento que sus labios se encontraban en un dulce beso. Después de una semana Jimin y Eunwoo estaban otra vez juntos, sus almas estaban en paz al tenerse al lado mientras compartían un beso.

Llorando se fue ; km omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora