treinta y cinco.

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A primera hora del día Jungkook recibió una carta de parte de Mingyu, recordó que hace tiempo atrás le había pedido que consiguiera información de su rival, al tener la carta en sus manos tenía solo dos opciones: 1) leerla y seguir echando leña a aquella amargura que le persiguia desde el día de su boda o, 2) tirarla y dejar aquel capítulo de un sin cara en el pasado para enfocarse en el presente.

La respuesta era obvia, metio la carta en la chimenea y vio cómo está ardió, no quería seguir arrastrando las cadenas del pasado, era tiempo de mirar al presente y reparar todo lo que esas cadenas habían roto.

Era tiempo de resolver las indiferencias y amarguras con Jimin, quería tener paz con el omega que estaba unido de por vida a él, quería ser feliz como había planeado desde que le puso el anillo de compromiso a su esposo.

Porque cuando despertaba y veía a Jimin durmiendo pacíficamente le perdonaba todas las veces que hizo añicos su pobre corazón.

Volvió a su cama porque quería acompañar los sueños de Jimin de cerca.

"Buenos días." Susurró Jimin.

Jungkook sonrío de vuelta. "Buen día."

"¿Estas bien? ¿No te duele la herida?" Ya ni recordaba que tenía una herida en el abdomen, ni siquiera tenía la faja, pero Jimin siempre le cuidaba hasta del mínimo movimiento.

Su esposo omega le había cuidado con tanto mérito que su corazón ardía en cariño.

"Hace bastante que se me olvidó que había sido emboscado." Dijo riendo.

"Pero yo aún lo recuerdo." Regaño con el ceño fruncido. "Y me preocupa."

"Tranquilo, ya el doctor me dio de alta."

"Igual." Rodó los ojos.

Jungkook sonrío en una mueca, dejándose llevar por su deseo de desordenar el cabello de Jimin, ambos se sonrieron tímidos y salieron de la cama sin decirse nada más.

La pareja de casados se comportaba como un par de adolescentes que se comenzaban a enamorar, siempre tímidos, torpes, nerviosos y con un fuerte sonrojo en sus mejillas. No se besaban, bastaba con rozar sus manos para desatar el color en sus rostros e incrementar el latido en sus pechos.

Todos se daban cuenta del gran cambio, antes ni se sentaban juntos y ahora daban de vez en cuando paseos juntos por el jardín o el valle. Todos se dieron cuenta que la pareja entraba en su etapa de luna de miel, había mucha alegría por aquello, pero también mucha miseria.

Eunwoo escuchaba el cuchicheo de los trabajadores de la hacienda sobre la relación de los patrones, con cada rumor su corazón se deshacía en su propio dolor; pero el capricho era fuerte y no le abandonaba, todo era un rumor hasta que lo confirmará con sus propios ojos y oídos.

Pero era solo una verdad que él no quería presenciar, Jimin se había enamorado de Jungkook.

Y no había nada que hacer, el corazón del omega latía por el del alfa.

"¿Quieres ir caminar?" Pregunto Jungkook, mirando por el espejo a Jimin quien se arreglaba con las joyas que su esposo le había obsequiado.

"Claro." Su respuesta fue rápida al igual que la sonrisa que se asomó. "?A donde?"

"Por ahí." Sonrío. "El sol no está tan fuerte y...hay un riachuelo cerca, podemos ir en caballo."

"Eso no es caminar." Rió.

"Entonces vamos a cabalgar." Se contagio de la suave risa de su esposo, era una luna de miel. "¿Sabes cabalgar?"

"Algo, no mucho."

Llorando se fue ; km omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora